Todavía los árboles son verdes
La diferencia es notable. La prisa nos roba esosmomentos de tal manera, que cuando nos montamos en el auto y tomamos elvolante, no nos percatamos de los detalles que Dios nos regala para mostrarnosque está ahí, como siempre, presente. Pero basta con levantar la vista un poco, sinnecesidad de arriesgar nuestra seguridad cuando conducimos, para ver que sí… quetodavía los árboles son verdes, y el cielo deslumbra con su azul. Mirar intencionalmente al cielo y el verdor que hay anuestro … Ver más ➡