Zona de peligro
Hace unos días que me topé con un peculiar cartel informativo en el ascensor de la residencia universitaria en la que me hospedo en París. Me llamó muchísimo la atención su contenido. Es la primera vez que me enfrento a este tipo de advertencia. Observé detenidamente el cartel parecido a las hojas de instrucciones para emergencias que distribuyen en los aviones.
Hasta ese momento, mi repertorio con instrucciones de emergencias abarcaba incendios, terremotos, tsunamis. Y uno raro que descubrí en Nueva York en él se advertía cómo evitar que ahogarse con un trozo de comida que se atraviese en la garganta.
El cartel en el ascensor de la residencia universitaria me ubicó en otra realidad que les comparto con el texto de sus instrucciones:
Antes de que lleguen las autoridades, estas indicaciones pueden salvarle la vida
1. Escápese.
a. Identifique la fuente del daño para poder alejarse del mismo.
b. Ayude a otras personas a esconderse.
c. No se exponga.
d. Alerte a las personas de su alrededor sobre el incidente y convenza a las personas para que no se acerquen a la zona de peligro.
Si ello resulta imposible…
2. Escóndase.
a. Construya una barricada para obstaculizar el paso.
b. Apague la luz y suprima el sonido de los aparatos electrónicos.
c. Aléjese de las ventanas y acuéstese en el piso
d. Protéjase con alguna superficie sólida.
e. Apague el sonido de su teléfono celular.
3. Alerte.
a. Una vez se encuentre en un lugar seguro, llame a los teléfonos de emergencia: 17 o 112.
b. Obedezca a las autoridades.
c. Mantenga las manos en el alto y abiertas cuando lleguen las autoridades.
¿Acaso pueden adivinar la naturaleza de esta emergencia?
El título del cartel lo dice todo: Cómo reaccionar en caso de un ataque terrorista.
Lo que no dice es su mayor consecuencia. Esa de convertir el miedo en algo cotidiano porque se vive en una “zona de peligro”.