Manejo emocional del cambio durante una pandemia
¡Todo cambió! A la vuelta de menos de tres años hemos experimentado, como pueblo, cambios intensos: los azotes huracanados; el verano 2019; los remezones; y ¡ahora una pandemia de coronavirus! Sin duda, estos cambios, extremadamente inmensos, provocan confusión, frustración, ansiedad, miedo, y sentido de impotencia, por solo mencionar algunas de las fuertes emociones que, al momento, compartimos con todos los ciudadanos de nuestra aldea global. Algunos muestran irracionalidad (como la compra desmedida de papel sanitario), coraje (como trifulcas por el papel sanitario y otros víveres), cometen errores (como pensar lavarse las manos solo funciona con una marca específica de jabón), o están negativos (aseguran y los he escuchado que de ‘algo tenemos que morir’). Y es que el cambio es un proceso muy emocional que nos produce consecuencias psicológicas y fisiológicas, especialmente si nos enfrentamos a un panorama desconocido.
El doctor Larry Richard, psicólogo especializado en el manejo de cambio en el ambiente laboral indica “que el cambio, especialmente el cambio continuo, acelerado, disruptivo, implacable y exponencial, produce incertidumbre que, a su vez, desencadena el sistema de respuesta a amenazas del cerebro, lo que produce ansiedad”. Y aunque cuando escribió esto no existía el Covid-19, lo cierto es que, sin duda, esta pandemia ha sido continua, acelerada, disruptiva, implacable y exponencial. ¡Un tiempo muy emocional!
El doctor Daniel Goleman, quien dio a conocer el término de inteligencia emocional, insiste en que la gestión emocional es fundamental para manejar los retos que nos presenta el diario vivir, incluyendo el cambio en los tiempos del coronavirus. Lo ilustra con la dicotomía de dos mentes: la racional y la emocional. Lo ideal sería que las dos mentes estén en equilibrio. En momentos como los que vivimos actualmente, altamente emocionales, ese balance se rompe y según lo describe Goleman: “la mente emocional se desborda y secuestra a la mente racional”.
¿Cómo evitar el secuestro emocional que nos provoca este tiempo cambiante? Dos elementos fundamentales. Primero, la autoconciencia que nos permite ser conscientes de nuestras propias respuestas y emociones. Segundo, la autogestión, que es cómo ponemos en práctica la autoconciencia para tener mejores respuestas. Ambos elementos son pilares de nuestra inteligencia emocional. El secuestro emocional llevará a vaciar los estantes de papel sanitario en los supermercados; a peleas sin necesidad; a creer cualquier mito que surja en las redes, en fin, nublará nuestro intelecto y no tomaremos decisiones correctas. Sobre el particular comenta Goleman: “Si no dispones de unas buenas habilidades emocionales, si no te conoces bien, si no eres capaz de manejar las emociones que te inquietan, entonces da igual lo ‘inteligente’ que seas, no vas a ir muy lejos”.
Precisamente, este semestre estoy dictando la clase Cambio organizacional e innovación en la escuela graduada del Colegio de Administración de Empresas del Recinto Universitario de Mayagüez. Al comienzo del semestre hicimos el ejercicio de hacer una lista de palabras que nos evocaran cambio, entre ellas, surgieron tres que quiero destacar hoy: movimiento, transformación y renovación.
De hecho, luego ampliamos en clase que, para sobrevivir el cambio organizacional, es necesaria la renovación estratégica. Digamos que, ante esta pandemia, todo el planeta tierra es una gran empresa y que nos ha tocado a nivel global, de país y como individuos, cambiar paradigmas, comportamientos, hábitos. En fin, ante este problema de salud mundial hemos tenido que usar estrategias gubernamentales y personales para renovarnos, transformarnos y eventualmente movernos de esta situación. Sí, porque esto también pasará.
En momentos de crisis y de cambio es indispensable conocer, comprender, controlar y expresar nuestras emociones de manera asertiva y productiva. Les decía a principios de este mes que la inteligencia emocional en los tiempos del coronavirus es más que necesaria.
Los cambios continuarán, lo que nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre cómo podemos maximizar nuestra inteligencia emocional de cada día para sobrevivir con resiliencia. ¡Sí, todo cambió! Cambiaremos.
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