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Amor al trabajo

Al Rescate de la Esperanza, que Anda Realenga… y hay que Atraparla

Un amigo Agricultor tenía 12 Recogedores de Café, en la pasada Cosecha tuvo uno. El se arremangó la camisa  y junto a el caballero trabajador, recogieron el grano de oro.

En Yauco, tuvimos en un tiempo excelentes Ebanistas. Eran muchos. Ahora quedan dos o tres y siempre tienen Tarea. Generalmnente cogen los Trabajos grandes. Irónicamnete el Taller de Ebanisteria de la Escuela Vocacional y Técnica en Yauco se eliminó el Curso de Ebanistería.

Bregar con la madera requiere destrezas y amor  a la madera.

Conseguir a jóvenes que le puedan ayudar a recoger hojas en el Patio, es un logro. Tener gente que pueda lavar ventanas y los screens, es casi imposible. Antes los muchachos jóvenes eran tantos, que hasta molestaban, “Le lavo el carro, le recojo las hojas, le paso el Vacuum?

Ahora, en estos tiempos, y no es por la Pandemia, usted no consigue quien desee trabajar aunque usted le pague bien y le ofrezca una buena Merienda. A nuestra edad y con algunas condiciones de Salud, hay trabajo, que aunque nos gusten, no podemos hacerlos. En ocasiones, por amistad y relación, era fácil conseguir quien le diera la mano en ciertas Tareas, ahora es muy difícil.

Cuando visité Corcega, me percaté que las limpiadoras de Casas, solamente le dedican dos horas a cada Casa, para así poder cubrir mayor número de Casas. Como tienen su rutina, el trabajo en dos horas quedaba bien, hasta las Camas dejaban vestidas.

Hay Lugares donde hay Compañías, las cuales tienen un Grupo de Mujeres y las llevan y buscan a las Casas en Calendario. Hay un Patrono que calendariza los Trabajos de acuerdo a las peticiones de  los Usuarios.

El Trabajo honra y permite poner en función el cuerpo, ya que conlleva un ejercicio físico. El sedentarismo propicia los aumentos de peso desproporcionados y el desarrollo de algunas condiciones indeseables.

Estuve de visita en un Departamento de un Municipio y la disposición de basura era inadecuada, la limpieza de los alrededores hacian presencia, no había un solo Empleado presente, toqué puertas, di vueltas y lo único que había con vida era un Radio encendido. Era hora de trabajo.

Debemos sentir orgullo por el trabajo que hacemos y hacerlo bien. Trabajo desde los 12 años. Fueron muchos los trabajos que hice, incluyendo cargar fiambreras con alimentos, con un sueldo de  cincuenta (medio peso) centavos semanales y tenía que subir 32 escalones. Eso era abuso infantil, mis padres no se dieron cuenta de ese atropello. Fomentemos el amor al trabajao y la disposición por laborar en diversas maneras, hay necesidades, sobre todo en personas mayores o enfermas.

Prof. José Antonio Giovannetti Román   787 644 8818   787 856 1610

Te espero en la esquina… o en la Cafetería. Cuídate!

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