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El nudo gordiano

Cuenta leyenda que  en tiempos bien lejanos el pueblo de Frigia, queocupaba un territorio de Asia que ahora es parte de Turquía, tenía que elegir aun rey. Un oráculo les dijo que el primer hombre que se apareciera por elpueblo a bordo de una carreta halada por un buey, ese mismo era su rey. Asípasó con Gordias, un desgarbado campesino para quien fue tamaña sorpresa queaquella extraña gente le eligiera rey solo por andar en su carreta, que, depaso, era, junto al buey, lo único que tenía.

En agradecimiento  por su insólita fortuna, Gordias decidió conservar lacarreta en el acrópolis de Frigia, amarrándola con un nudo imposible dedesatar. Eso es lo que de ahí en adelante la humanidad ha conocido como “unnudo gordiano”,  símbolo universal para ilustrar un problema imposible desolucionar.

Puerto Rico es hoy, en cualquier rincón al que nos asomemos, un nudo gordiano.Nuestros problemas son monumentales, en apariencia tan difíciles las solucionesy tan evidente la incapacidad de los que nos gobiernan y los que aspiran ahacerlo para enfrentarlas, que nos ha empezado a cubrir la espesa costra de laresignación, de creer que ya que esto no tiene solución.

La tiene. Lo que pasa es que la clase política está incapacitada para desatarel nudo y echar al país a andar. Para pelea a metralleta, se arman de cuchillo.A problemas extraordinariamente complejos, siguen recurriendo a las mismassimplezas que ya fracasaron en el pasado.

Veamosalgunos ejemplos.

Todo el mundo está de acuerdo en que pagamos demasiado por la energíaeléctrica. El costo de la luz empuja a miles fuera del país, quiebra industriasgrandes y negocios pequeños y es una fuente de angustia constante para los queno quieren o no pueden irse.Todo el mundo dice “hay que hacer esto o hay quehacer lo otro”, pero nadie lo hace.

Ahora mismo, el Senado aprobó esta semana un plan para intentar deshacer elnudo. Si es bueno o malo, eso depende de a quién se le pregunte. La Fortalezadijo ya que lo considera malo. La directiva de la Autoridad de EnergíaEléctrica (AEE), que debe más de lo que vale, cree que basta con unosarreglitos menores aquí y otros allá.

La verdad, la pura y dolorosa verdad, es que, si por la clase política fuera,nada se haría. La AEE, como tantas cosas otras cosas en este país, es víctimade una madeja de intereses económicos y políticos creados por los mismosgobernantes y que no permitirán que nada pase a menos que sean obligados. LaAEE, entre otras cosas, es agencia de empleos para huelemil parientes depolíticos y una inmensa fuente de dinero para los partidos.

Ese es elnudo gordiano de la AEE.

Hay otro nudo gordiano en los municipios. Todo el mundo está de acuerdo en queeste país ya no está para sostener 78 burocracias politiqueras, muchas de ellascorruptas. Todo el mundo sabe que la mayoría de los alcaldes son unosabusadores que despilfarran en tonterías los recursos de sus municipios y sesuben los salarios a gusto y gana. Pero los alcaldes son la zapata de lasmaquinarias políticas de los gobernantes y nadie se atreve meterles mano. Elque lo haga, firma su sentencia de muerte política.

La lista sigue. Es larga y frondosa: la policía que apenas esclarece crímenes,el  Departamento de Justicia que deja que se le mueran en las manos casosfacilísimos de resolver como el del niño Lorenzo y los tribunales suspenden queprocesos hasta porque a un abogado le duela una uña y liberan a sujetos hartopeligrosos como el sospechoso de asesinar a un policía en Humacao sin que nadieresponda por ello.

También están el problema de la educación pública, que lleva décadas en caídalibre; las demenciales dificultades para trámites tan simples como renovar unalicencia; la evasión contributiva rampante; las vueltas a la noria del status,todo, todo, todo, parece inservible.

Los gobernantes no quieren entender que todos estos problemas requierensoluciones radicales. Los que aspiran tampoco. Miran el nudo gordiano y nosaben qué hacer. Tienen las manos atadas, porque para hacerlo tienen quedispararse en el pie y enfrentar a los dragones y minotauros que los sostienen.Imagine cuántos votos perdería este o aquel si prometiera acabar con lapolítica partidista en el gobierno, o cuánto dinero menos tendría para campañasi macheteara contratos de verdad, no por encimita como ahora.

En resumen: la solución no pueden darla ellos, porque ellos son el problema. Lasolución tenemos que darla nosotros, los que no estamos amarrados.

Volvamos, unmomento, a Frigia.  Al que desatara el nudo hecho por Gordias se le habíaprometido la posesión de toda Asia. Muchos trataron, nadie pudo. Ni la promesade tanta gloria fue suficiente. Entonces, en el año 333 antes de Cristo, llegóel gran Alejandro Magno, quien ejecutó la única solución posible; el nudo eraimposible de desatar, así que, sin titubear, como actúan los líderes de verdad,lo rompió con su espada y, ya, resuelto el problema.

¿Quién seatreve?

(benjamin.torres@gfrmedia.com,Twitter.com/TorresGotay)

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