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Un padre, un hijo, y el béisbol

Un padre, un hijo, y el béisbol



Esta es una historia que toca temas como la amistad, fomentada desde la temprana juventud, la paternidad y hasta la fidelidad deportiva más encarnizada.
Se desarrolla así: el cayeyano Luis Omar ‘Kirito’ González, un veterano jardinero de la pelota Doble A, que formó parte del equipo de los Toritos que ganó el campeonato en 2018, y quien reside ahora en Davenport, Florida, hace un par de semanas, gracias a unas taquillas que le envió su amigo, Alex Cora, dirigente de los Medias Rojas, fue a ver el juego de Boston con los Azulejos de Toronto en el estadio de Dunedin, también en Florida.
“Fue el primer juego al que iba en esta temporada”, dijo.
Le acompañaron su esposa, Glodelmis Pérez Ortiz, y su hijo, Evander Caleb González Pérez, quien, por alguna razón explicable solo a base de los criterios del fanatismo béisbolero, asistió a ese juego luciendo una camiseta de los Mets de Nueva York, con el nombre de Lindor en la espalda, y una gorra de los Yankees.
“El es fanático de los Yankees”, admitió su padre, con resignación. “De hecho, antes del juego Alex y (el ‘coach’) Ramón Vázquez estuvieron hablando con él, para tratar de convencerlo de que se fuera con Boston… pero, nada”.
En fin, el juego comenzó.
“Allá para la segunda entrada yo miro bien al árbitro del home y me digo, ‘adiós, pero si ese se me parece a Roberto”, agregó Kirito.
En efecto, el cagüeño Roberto Ortiz, único árbitro puertorriqueño en Grandes Ligas, estaba de árbitro principal esa noche, trabajando en un juego en el que se enfrentaban dos dirigentes boricuas, Cora y Charlie Montoyo, de los Azulejos.
“Yo le dije a mi hijo que le gritara, lo hizo, y vi que Roberto nos vio y nos reconociٕó”, agregó.
“Es que Roberto y yo somos amigos desde hace muchos, muchos, años”.
“Aunque yo soy de Cayey, en Sub21 y Sub23 yo jugué en Caguas, y fuimos compañeros de equipo cuando él también jugaba”, agregó.
“Y hemos seguido con esa amistad: hace un tiempito, cuando él estaba en Puerto Rico, le presenté a mi hijo y habló con él de lo más bien, y a cada rato, cuando nos comunicamos, siempre me pregunta por él”.
El punto culminante del relato es que, luego de reconocer a Roberto, Caleb, quien junto a sus padres estaba sentado cerca del ‘dugout’ de Boston, cortesía de las taquillas de Cora, se puso a imitar perfectamente los movimientos del árbitro: cuadrándose detrás del plato antes de cada lanzamiento, llevando los conteos o incluso indicando cuando la bola se iba de ‘foul’.
“Mi esposa lo vio y le estuvo tan gracioso que empezó a tomarle un ‘video’”, dijo Luis Omar.
“Luego del juego hablamos con Roberto, se tomaron unas fotos y Roberto le regaló unas bolas”.
Eso no quiere decir, sin embargo, que Evander Caleb, quien parece estar muy seguro de sus convicciones, esté considerando ahora una carrera de árbitro dentro del béisbol.
“Lo que pasa es que a él le gusta mucho el béisbol, y es muy estudioso, muy observador, pero le gusta jugarlo”, dijo su padre. “Está en un equipo de U9 (menos de nueve años) donde juega en el ‘infield’, y acaba de cumplir nueve años hace un mes.
Su padre, de paso, fue canjeado de Cayey a Guaynabo luego de 2018 y este año acaba de ser canjeado a los Polluelos de Aibonito.
“Ellos estٞán interesados en que yo juegue, pero sería mi última temporada, porque ya llevo como 15”, dijo.
Sin embargo, ya se puso de acuerdo con el equipo para ausentarse el primer domingo de la temporada, el 27 de junio.
“Es que Evander Caleb tiene un torneíto…”.
Y nadie querría llevarle la contraria a Evander Caleb, ¿verdad?


El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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