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Borrón y cuenta nueva en Grandes Ligas





Son muchas las interrogantes que han salido a flote debido a la reciente decisión del béisbol, ampliamente alabada, de reconocer como partes de las grandes ligas a las llamadas ‘ligas negras’ que existieron a la par de las ligas blancas antes de que Jackie Robinson abriera las puertas para los peloteros negros en las Mayores.
Estas interrogantes tienen que ver mayormente con las estadísticas: al reconocer como liga grande a las ligas negras, se están reconociendo también las estadísticas que más de 3,400 jugadores acumularon desde 1920 hasta 1948, incluyendo a 35 que ya habían sido exaltados al Salón de la Fama de Cooperstown y a leyendas boricuas que tampoco habían sido considerados peloteros de Grandes Ligas, como Pancho Coímbre y Millito Navarro.
Hasta ahora, las hazañas de muchos de ellos -tales como Joshua Gibson, conocido como ‘el Babe Ruth Negro’, y Satchel Paige-, tenían mucho de leyenda: de Gibson se decía que había conectado cerca de 1,000 jonrones en su carrera, por lo que automáticamente debía convertirse en el líder jonronero de todos los tiempos por encima de Barry Bonds y Hank Aaron de esto ser cierto.

Joshua Gibson.


Y a Paige, a quien algunos han considerado el mejor lanzador de todos los tiempos, también habría que empezar a mencionarlo más frecuentemente junto a Cy Young, Bob Feller, Warren Spahn y otras leyendas.
Pero un efecto directo del nuevo reconocimiento a las ligas negras va a ser el que se escudriñen más minuciosamente las estadísticas oficiales.
De primera instancia, esto ha sido iluminador.
Por ejemplo, el total oficial de jonrones de Gibson en las ligas negras fue de 238, siendo el máximo jonronero de un organismo en el que solo nueve bateadores pasaron de los 100 jonrones en sus carreras.
Claro está, muchos de los jonrones que labraron la leyenda de Gibson los conectó en juegos de exhibición, algunos de ellos contra combinados de estrellas de las Grandes Ligas, pero estos no cuentan dentro de las estadísticas oficiales.
Del mismo modo, el récord en las ligas negras de Paige, quien lanzó en ellas de 1926 a 1947, fue de 146-64 (no se le computó٠ el promedio de efectividad), lo que ahora hay que añadir a la marca de 28-31 y 3.29 que acumuló luego de debutar en Grandes Ligas en 1948 como un ‘novato’ de 42 años, para un total nada deleznable de 174-95 en victorias y derrotas.

Satchel Paige.


Aunque las ligas negras siguieron activas, cada vez más debilitadas, a principios de los años cincuenta, las estadísticas oficiales consideradas oficialmente de grandes ligas solo son las que llegaron hasta 1948, por lo que los números acumulados por Hank Aaron y Ernie Banks cuando estos jugaron en las ligas negras a principios de los cincuenta no se suman a sus números de grandes ligas.
Sin embargo, Willie Mays sí jugó brevemente en las ligas negras en 1948 y se espera que sus estadísticas de ese año se sumen a las que acumuló durante su larga carrera en la Liga Nacional.
Al parecer, acumuló 12 hits, incluyendo un jonrón, en esa temporada de 1948, por lo que sus totales aumentarían a 3,295 y 661, respectivamente.
Pero habrían logros que tendrían que alterarse: Gibson, por ejemplo, bateó .365 en su carrera, por lo que desplazaría a Roger Hornsby (.358) del segundo lugar del mejor promedio vitalicio de todos los tiempos, justo detrás de los .366 de Ty Cobb, y otros cuatro bateadores de las ligas negras promediaron por encima de los .348.
Eso querría decir que Ted Williams (.344) y Babe Ruth (,342) desaparecerían de la lista de los primeros 10.

 


Entretanto, Gibson bateó .441 en la temporada de 1943, lo cual le convertiría en el último en batear sobre los .400 en Grandes Ligas, desplazando a Ted Williams y a su 406 de 1941, aunque Gibson lo hizo en una temporada de 78 juegos y Williams en una de 154.
Las Grandes Ligas no han anunciado todavía cómo compaginarán todas estas discrepancias.
Sin embargo, no cabe dudas de algo: va a ser interesante.
Por último, el béisbol ha dicho que esto es algo que debió hacerse hace mucho tiempo.
¿Estará dispuesto el béisbol a rectificar esa gran injusticia pagándoles a los descendientes de los veteranos de las ligas negras las pensiones de grandes ligas que correspondan a los que tuvieron un servicio de cinco o más años y no pudieron recibirlas en vida?

 



El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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