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Félix Flores no lamenta nada

 

Según sabemos, el tiempo a veces pasa corriendo y, otras, se va volando.
De cualquier manera, a veces sucede que uno no se da cuenta de cuánto ha pasado hasta que se topa con alguien que uno seguía recordando como lo había visto por última vez, años atrás.
Así me pasó la semana pasada cuando me hallaba cubriendo en el centro comercial Plaza Centro de Caguas el torneo nacional Miguel Cotto, padre, que presenta Evangelista Cotto todos los años, y en el cual participan muchos de los principales prospectos aficionados de la Isla.
Y entre estos se encontraba… Félix Flores, Jr., un peso gallo que en mayo cumplirá 15 años y representaba al gimnasio Singapur, de Juana Díaz.

8/8/07,Las Vegas,Nevada --- (L-R) World-rated Welterweight Joshua Clottey,Bronx,N.Y. and Felix Flores,Puerto Rico weigh in (Clottey & Flores 150lb ) for their upcoming 10-round Welterweight fight on Top Rank's boxing card at The Joint in the Hard Rock Hotel-Casino in Las Vegas on Thursday, Aug 9 on VERSUS network. --- Photo Credit : Chris Farina - Top Rank (no other credit allowed) copyright 2007

Félix Flores (derecha) ante Joshua Clottey.

Como vi en su esquina al expeleador Félix Flores, quien aunque carga unas libritas adicionales no había cambiado tanto desde la época en que lo vi pelear, y yo sabía que también era natural de Juana Díaz, mis amplios poderes de deducción me revelaron que él podía ser el padre del muchacho.
El ‘senior’ me lo confirmó: “Tengo cuatro hijos, pero él es el único varón”, me dijo. “Va a ser el que continúe mi nombre en el boxeo”.
De ahí, Fêlix pasó a contarme que él acaba de cumplir 40 años y que lleva 22 años yendo al gimnasio Singapur, que dirige su entrenador de siempre, César Seda, padre.
“Primero como peleador y, en los últimos dos años, ayudando como entrenador”, me explicó.
Puramente por amor al arte: “Lo hago de voluntario”, dijo. “Trabajo como supervisor de mantenimiento en el cine de Santa Isabel”.

 
Entre sus grandes promesas se encuentran Juan Carlos Camacho, subcampeón nacional de las 114 libras, y su hijo, Félix, Jr., quien mejoró su marca como aficionado a 11-1 al derrotar por decisión al junqueño Sean Díaz en la primera ronda del Miguel Cotto, padre.
Luego hablé con el ‘senior’ de su propia carrera como profesional, la cual se extendió por 13 años -de 1995 a 2008-, y aunque su récord de 22-7 con 16 nocauts tal vez no impresione mucho, tengo que resaltar que, al igual que muchos peleadores, sufrió varias derrotas innecesarias al final de su carrera. Y también debo aclarar que estas fueron por decisión ante peleadores del calibre de Luis Collazo, Antonio Díaz, Joshua Clottey y Cosme Rivera.
Y además debo decir que incluso, cuando fue en busca del cetro junior welter de la AMB en septiembre del 2000 ante Sharmba Mitchell, un extraordinario peleador zurdo que a la sazón tenía marca de 46-2 y 28 nocauts, igualmente Félix, Sr. pudo escuchar la votación de los jueces (116-113, 116-111 y 116-111 en su contra).

 
Pero no sin antes haber vivido un breve momento de gloria al derribar al campeón en el cuarto episodio, según recordó.
“Cuando lo tumbé, me dije: ‘¡Me saqué la lotería!’ Pero él se paró y ganó bien”, concedió. “Estuvo moviéndose muy bien”.
Menos afortunada fue su segunda y última oportunidad titular, el 30 de junio de 2001 y también en Las Vegas, cuando chocó con DeMarcus Corley por el vacante cetro de la OMB para las 140 libras.
“Para esa pelea yo estaba en perfectas condiciones, desde cero”, dijo, “porque dejé durante tres meses mi trabajo en la construcción para dedicarme a entrenar”.
El problema es que todo el tiempo estuvo entrenando para enfrentarse al colombiano Ener Julio, un peleador alto, derecho y ávido por el toma y dame, que había ganado la corona en un devastador y demoledor encuentro a 12 asaltos ante Randall Bailey el año anterior.
Pero entonces, días antes de la pelea -nada menos que en la última conferencia de prensa-, se anunció que Julio padecía de cataratas, y el zurdo Corley fue colocado como rival de Flores en el último momento.
Dado que no había hecho ni un guanteo contra un zurdo, lo lógico era que Flores no aceptara ese cambio tan abrupto.

 
“Pero yo era un hombre que dependía de mi trabajo para vivir y no podía decir que no”, dijo. “Si no peleaba, yo sabía que era posible que esa oportunidad no la volviera a tener mِás nunca”.
Su manejador, don Félix Trinidad, hizo todo lo posible por salvar la situación: “Me estuvo dando guanteletas a lo zurdo esos últimos días”, recordó Félix. “Y yo también sabía pelearle a los zurdos: Mitchell había sido zurdo”.
“Aparte de que yo confiaba en mi condición: estaba en unas condiciones perfectas”.
Sin embargo, Corley tenía su pegada -algunos recordarán cómo tuvo a Miguel Cotto al borde del nocaut algunos años más tarde- y lo derribó dos veces en el primer asalto, antes de apuntarse el rápido nocaut.
“Me cogió frío”, dijo Flores. “Quién sabe cómo hubiera sido la pelea si hubiese llegado al segundo o tercer asalto”.
Pero él no lamenta nada: “Con esas dos peleas –Mitchell y Corley- compré mi casa”, dijo. “Y don Félix -quien más que mi manejador y mi entrenador fue mi amigo y casi un padre para mí-, me dio la mano tanto durante mi carrera, como cuando dejé el ring”.
Y ahora este exboxeador llamado Félix se la está dando a su hijo, también llamado Félix.
No sé, como que eso me hace recordar un caso similar.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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