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El regreso de la Titomanía

Como decía ese gran filósofo llamado Yogi Berra, “It’s Déjà vu all over again”.

“Déjà vu” es una expresión en francés que quiere decir algo que no recuerdo ahora.

Pero, en fin, así me sentí yo a eso de las 10 de la noche del pasado sábado en el interior de la Roger L. Mendoza, de Caguas, cuando, en medio de una cartelera de boxeo, el público, enardecido, comenzó a corear “¡Tito! ¡Tito! ¡Tito!”.
Lo primero que uno pensaría es que, en efecto, Tito Trinidad acababa de ser avistado entre el público, provocando una reacción reflejo que, entre la mayoría de los puertorriqueños, es tan natural como la inclinación que tiene la gente en general a gritar ‘¡Fuego!” cuando ve la primera llamarada.
Pero lo curioso es que el coro se produjo en reacción a lo que estaba aconteciendo dentro del cuadrilátero, no entre el público.
Un cálculo informal me hizo pensar que era probable que fuera la primera vez que esto ocurriera desde que, en enero de 2008, Tito Trinidad se enfrentara a Roy Jones, Jr. en la última pelea de la ilustre carrera que eventualmente le llevaría flotando hasta las nubes del Salón de la Fama del Boxeo Internacional.
La pelea en cuestión era la del minimosca Angel ‘Tito’ Acosta, de Barrio Obrero, contra el mexicano Armando ‘Chiquita’ Vázquez, en la que disputaban el vacante cetro de las 108 libras de la Fecarbox, uno del medio centenar de títulos regionales del boxeo actual.
Al igual que el Tito original, este Tito II es un pegador: en esta ocasión, el peleador de 24 años noqueó en el séptimo asalto al veterano Vázquez, para mejorar su marca a 10-0 con 10 nocauts.
Y, llevando aún más allá el paralelo con Trinidad, para ganar, Acosta, un peleador eminentemente ofensivo, supo reaccionar de un buen golpe en el primer asalto para luego dominar un combate en el cual Vázquez, pese a su récord modesto de 23-13-1 y seis nocauts, siempre peleó como si en realidad pensara que tenía opciones de triunfo.
De hecho, cuando pareció lastimar a Acosta en el asalto inicial, se abalanzó lanzando golpes en busca de rematarlo, algo que casi nunca hacen los peleadores que vienen solamente a ganarse el pan.
Tan así, que, días antes del combate, su manejador, el nicaragüense Bosco Wave, había dicho: “Lo único que quiero decir es que cometieron un gran error con el novato al ponerlo contra Chiquita”.
“Muchas de las derrotas que tiene Vázquez han sido en peleas que lo han llamado de última hora o ha peleado fuera de su peso, pero ahora ha entrenado como debe y va a pelear en su peso”, agregó.
Vázquez, de paso, venía de caer en cuatro asaltos en diciembre ante el excampeón mundial súpermosca hawaiano, Brian Viloria, combate que, según Wave, pararon indebidamente luego de que su peleador le hubiese ocasionado una seria cortadura al famoso ‘Hawaian Punch’.
Incluso, antes de que comenzara la conferencia de prensa del miércoles, luego de ver en una de las pantallas varias tomas de una pelea del boricua, Wave me comentó: “¿Tú ves cómo tira los golpes Acosta? Nah, Vázquez lo va a noquear”.
Sin embargo, Javier Arce, el entrenador de Acosta, estaba consciente del optimismo del bando de los mexicanos.
“El mismo Angel leyó lo que ellos dijeron y hasta me lo comentó”, dijo Arce riéndose, antes del encuentro. “Vázquez es un veterano, pero sigue siendo un peleador clase C, aparte de que no es un pegador y Tito tiene muy buena quijada”.
Aparte de eso, recordó, su peleador, medallista de oro en los Centroamericanos de 2010 celebrados en Mayagüez y dueño de un récord extraoficial de 167-26 en su extensa carrera como aficionado, venía de noquear en noviembre, y en San Antonio, al mexicano Víctor Ruiz, un zurdo que tenía marca de 17-3 con 12 nocauts.
“Y aquel también era un clase C, o hasta un clase B”, dijo Arce.
¿Y Tito II?
Todo apunta a que posiblemente va a ser un clase A.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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