Emancipación de las cicatrices
¡Tengo más de cien cicatrices en mis piernas! Sucede que tengo una enfermedad de la piel llamada ictiosis. Es una condición, poco común, que produce una hiperpigmentación de la piel, ya que el cuerpo no tiene la capacidad de remover las células muertas y las acumula como escamas. Es tan rara que nunca he conocido, personalmente, a alguien que la tenga. El Mayo Clinic la define de la siguiente manera: “La ictiosis vulgaris es un trastorno hereditario en el que las células de la piel se acumulan en escamas gruesas y secas en la superficie de la piel. Las escamas de la ictiosis vulgaris, también llamada ‘enfermedad de escamas de pescado’ o ‘enfermedad de piel de pescado’, pueden estar presentes al nacer, pero usualmente aparecen por primera vez en la niñez temprana”. Según el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos (NIH), los síntomas más comunes incluyen: piel seca, picazón, y grietas en la piel, entre otros.
En mi caso, la condición comenzó ya luego de los 11 o 12 años, periodo de la vida en el que uno no domina el autocontrol. Así que, con el fuerte picor, la respuesta era rascarme tan y tan fuerte, que se desprendían, constantemente, pedacitos de piel que, a su vez, dejaban cicatrices. Por esa razón, tengo decenas de cicatrices, tal vez, cientos. Las tengo en su mayoría, en mis piernas, que fue por donde me comenzó la ictiosis. Mis padres insistentemente me decían que no me rascara, sin embargo, en ese momento era un acto reflejo, hasta que pudimos conocer más de su manejo y alivio, ya que no tiene cura. Sin embargo, desde el inconsciente sigo esporádicamente rascándome, y mis padres, que ya son adultos mayores, todavía me regañan.
Con tanta cicatriz, además de la estructura escamosa de la piel, la consideré estéticamente desagradable, por lo que decidí esconder mis piernas o con pantalón o medias largas negras o fashion, con el uso de falda cortas o trajes. Los que padecemos trastornos de la piel, llámese ictiosis, psoriasis, acné, eczema, dermatitis atópica, vitíligo, por solo mencionar algunos, además de lidiar con el aspecto fisiológico de la condición, también navegamos la parte emocional, psicológica y social de tener una condición visible a flor de piel. ¿Qué significa? Uno desarrolla una hiperconciencia del supuesto ‘desperfecto’ y hace lo imposible por disimularlo. Para algunas personas, estas condiciones dermatológicas tan visibles, provocan consecuencias sociales y psicológicas que van desde: aislamiento, frustración, pobre autoestima y autoconcepto; hasta ansiedad, depresión, y estrés.
En mi historia, mi estrategia fue cubrir las piernas. Y eso comenzó cuando estudiaba en la Universidad, que varios compañeros de estudios sintieron la necesidad de preguntarme. Luego, cuando ingresé al mercado laboral, decidí que usaría medias largas pero que le daría un toque fashion, con colores y diseños, algo no común en Puerto Rico (o que depende si está en moda o no), pero con eso hice mi propio statement fashionísitico. Mientras, en contextos playeros liberé mis piernas, ya que adoro el mar y porque me he dado cuenta que la mayoría de los cohabitantes playísticos están en su propio asunto. Absolutamente nadie en la playa me ha preguntado, como pasó en entornos anteriores como la universidad y el trabajo.
Ha pasado el tiempo, décadas, y aunque he visitado bastantes especialistas en dermatología, incluyendo en Estados Unidos, la respuesta es la misma, es una condición que no tiene cura. Sí, comprender la piel y sus reacciones a las condiciones del tiempo; usar las cremas adecuadas en el tiempo preciso; y hasta una dieta balanceada, ayudan muchísimo a mitigar tanto los efectos físicos como los sociales. Afortunadamente en mi caso –y por más universal que sea el tema, cada caso es único, especial e importante- no sufrí consecuencias sociales y psicológicas mayores como ansiedad, depresión o estrés, lo mío fluctuaba en la navegación el autoconcepto de mi físico, en función de estar demasiado consciente sobre mis cicatrices y los estragos de la ictiosis a mi piel.
Establezco la diferencia entre autoconcepto y autoestima y comparto la definición de portal Avance Psicológo por su claridad: “El autoconcepto son todas aquellas ideas y concepciones que tiene una persona sobre sí misma en todos los aspectos de su ser, ya sea a nivel físico, emocional, intelectual, social o laboral. A diferencia de la autoestima, que se basa en una valoración emocional del propio ‘yo’, el autoconcepto es una descripción o categorización cognitiva de uno mismo, sin componentes emocionales o morales. Sin embargo, en la práctica los dos se solapan mucho y están ligados. De hecho, el autoconcepto es uno de los conjuntos de creencias y de conceptos interiorizados que tienen una mayor carga emocional, precisamente porque su contenido le atañe a uno mismo”.
De manera que, dentro de mi autoconcepto, no había forma de ir al trabajo, a la iglesia, a un compartir, entre otros contextos, sin las piernas cubiertas. Afortunadamente, si lo permitimos y trabajamos, el autoconcepto evoluciona y trasciende. Así como nuestra vida misma, es un ejercicio diario de transformación. El momento emblemático de la emancipación de mis cicatrices fue el encierro del inicio de la era pandémica. Luego de esos dos meses en la casa, al ver tanta ansiedad colectiva a nivel mundial por la incertidumbre y las inmensurables pérdidas que tuvieron tantas y tantas personas, mis cicatrices se tornaron en puntos pequeñitos.
Analicé toda esta situación a la luz de la inteligencia emocional, cuyo primer eslabón en el conocimiento propio; y con él esa navegación personal hacia querer ser personas mejores, más nobles, más empáticas (hasta con nosotros mismos) y abrazar nuestro centenar de cicatrices, que después de todo, son parte de quién somos pero que, al mismo tiempo, son una ínfima parte de nuestro ser holístico.
El Modelo de Six Seconds de Inteligencia Emocional, del que me certifiqué en enero del año pasado, lo ubica en tres dimensiones: conócete, elígete y entrégate. Como ven, son verbos de acción, así como lo es la inteligencia emocional nuestra de cada día, se construye en acción. Según se desprende del portal de Six Seconds: “el conócete te brinda el qué cuando te conoces a ti mismo, conoces tus retos y fortalezas, estás consciente de lo que estás haciendo, lo que quieres y que debe cambiar. Elígete te brinda el cómo. Te muestra como tomar acción, como motivarte y a los demás y cómo operar estos conceptos. Entrégate te proporciona el porqué. Cuando te entregas a ti mismo, posees la mente clara y estás lleno de energía para mantener el enfoque en por qué responder de cierta forma, por qué moverse en una nueva dirección y por qué otros deberían ir en esa dirección contigo”.
En la liberación de mis piernas y emancipación de mis cicatrices he tomado la acción de conocerme, de elegirme y de entregarme ¡a mí misma!; y con esto, caminar más liviana, enfocada en todo lo hermoso que me ha sido concedido y las bendiciones que me depara el futuro, incluyendo las cicatrices que vengan.
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