En los tiempos de los vientos huracanados, mientras los demás corrían para adquirir agua, abastos, baterías, salí a comprar un libro de pintar de adulto. Para mi sorpresa, tal parece que también fue considerado, por muchos, como un artículo de primera necesidad pues no quedaba ni uno. Lo único similar era un híbrido entre libreta de notas con varias hojas con diseños para pintar, así que lo adquirí. Siempre me ha gustado colorear, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que no lo practicaba. Lo que reactivó la posibilidad fue que mi hermana Zaidy, le regaló a mi hermana Cuchy, uno de esos lindos y complicados libros de pintar diseñados para adultos. Al ver que a ella le encantaba, porque es la megartística de la familia, pues yo le obsequié otro. Antes de dárselo, tomé el atrevimiento de colorear tres o cuatro páginas. De manera que recordé que me gustaba y relajaba. Eso fue en el 2016. Así que cuando anunciaron la amenaza del ventarrón, en septiembre de 2017, pensé que era buena idea tener mi propio libro. Y así fue, los momentos más críticos de las horas marianas las pasé coloreando (sí, también sacando alguna agüita que quiso entrar a la casa). Los días posteriores, al gran impacto, también pinté a ratos. Una de las páginas la dejé inconclusa, y la semana pasada, en unos días que tomé de vacaciones, la terminé. Nuevamente recordé lo terapéutico que era, por lo que inicié un libro más complejo que me había regalado Zaidy en mi cumpleaños. Mi gran obra artística de la Semana Santa incluye: un pajarito multicolores, una pareja de jirafas policromáticas y un león con mechones rosados. Del mismo modo experimenté, varios periodos de completa desconexión de mi exterior, en armonía con los colores, las combinaciones, las líneas y figuras, en fin, en conexión con mi yo interior.

Para manejar el estrés nuestro de cada día, especialmente tras el megaestrés posmariano, debemos buscar estrategias para recalibrar el efecto de las emociones negativas. Hace un tiempo, les relataba sobre la amígdala, esa estructura cerebral que funciona como centinela y depositario de nuestras emociones. En su sentido positivo, es muy útil porque funciona como nuestro disco duro emocional y nos va narrando cómo vamos actuar ante diversos estímulos. En su sentido más primitivo, se quedan tantas y tantas y tantas situaciones grabadas en la amígdala, que reaccionamos, en ocasiones, a la luz de respuestas obsoletas. La inteligencia emocional nos permite afinar la conexión entre la amígdala y la neocorteza para responder más sosegados, más eficientemente y más equilibrados ante los múltiples desafíos que nos lanza el diario vivir.

En ocasiones -y es parte de nuestro constante autoconocimiento- necesitamos recurrir a diversas estrategias para sintonizarnos mejor con nosotros mismos. Algunos utilizan la meditación, otros practican el yoga y otros colorean. Precisamente, los libros de pintar, así como otras manifestaciones artísticas representan una excelente estrategia, de la ya proliferada arte terapia, que busca el mejoramiento emocional, mental y físico de los individuos a través de los procesos creativos.

“Estas actividades pueden ayudar, tremendamente, a las personas con síndrome de estrés postraumático, ansiedad y problemas de estrés, ya que calman nuestra amígdala. Esta es la parte del cerebro que controla nuestra respuesta de lucha o huida, y mantiene a las personas en un estado elevado de preocupación, pánico e hipervigilancia cuando está activo. Colorear y concentrarse en esta actividad inofensiva y tranquilizadora puede hacer que esa respuesta disminuya, y deje que el cerebro tenga el descanso y la relajación que tanto necesita”, explica la doctora Nikki Martínez, psicóloga y coach en el artículo titulado 7 Reasons Adult Coloring Books Are Great for Your Mental, Emotional and Intellectual Health.

De hecho, estudios han confirmado que colorear reduce los síntomas depresivos y la ansiedad. Asimismo, que tiene un efecto similar al de meditación. Y es que contrario a otras formas de arte terapia, colorear no requiere destrezas amplias por lo que todos, incluyéndome a mí, podemos hacerlo y sentirnos creativos (y mientras tanto relajarnos).

“Este es otro método de practicar la atención plena (mindfulness), que tiene beneficios terapéuticos y de salud. Esto puede ayudarnos a reemplazar los pensamientos negativos por positivos y agradables. El enfoque que ponemos en ese proyecto puede reemplazar los pensamientos negativos e inútiles de entrar en nuestras mentes”, agrega Martínez.

Por su parte, Paul Heussenstamm, artista creador de varios libros de pintar de mándalas para adultos, dice que colorear es la “yoga de la mente”. Ejercitemos pues nuestras mentes en la noble tarea de gestionar, para nuestro beneficio, la plétora de emociones que nos toca experimentar. A veces debemos parar, calmarnos y dedicar un tiempecito para nosotros mismos. Usa tus mejores colores para pintar en tu vida la inteligencia emocional.

Arte Kaliany Serrano Viera

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