En un humilde pesebre
Dice un viejo cántico: “diciembre ya llegó, del Año el mes mejor, el mes de la alegría, en que Cristo nació”. Hoy jueves comienza el cierre del telón del Año 2016, 31 días para despedirse el Año. Ojalá que el espíritu del cántico mencionado, sea la razón verdadera de celebración.
En ocasiones celebrar toma rumbos distorsionados, lamentablemente esas ideas equivocadas, por experiencias pasadas, traen tristes consecuencias. Los excesos de bebida, comida y velocidad en las carreteras, han traído tristezas familiares en su equipaje. Son muchas las tragedias familiares ocurridas en la época Navideña. Hay quien quiere pintar la casa el día antes de Navidad y en un corre corre tiene un accidente al buscar la pintura o al subir la escalera sin las debidas precauciones.
Hemos visto en las noticias tristes relatos de niños atropellados en la misma marquesina cuando padres o abuelos no se han percatado de la presenciada un pequeño detrás del vehículo, otros, por el despiste de los mayores, se han ahogado en piscinas que no han estado preparadas para evitar tragedias con cercas adecuadas.
Navidad es algo más que: el arroz con gandules, las morcillas, el lechón, los pasteles, el coquito, almojábanas y arroz con dulce. Es época de recordar la Aldehuela de Belén, el “no hay lugar en el Mesón”‘ que en repetidas veces le dijeron a María y José. Buena época para reflexionar en torno a nuestra niñez y juventud, sobre la soledad de muchos ancianos, el afán por tener cosas y aparentar con brillo y escotes abusivos al buen gusto.
Cada cual hace uso de su libre albedrío para actuar en le escenario de la Vida, pero uno ha sido testigo de las consecuencias nefastas cuando se hace mal uso de esa libertad.
Navidad es, acercase al Pesebre de pajas y observar una vez más al Emanuel que el Padre nos regaló. Tener un espacio de recogimiento, para darnos cuenta de la Adoración de los Pastores, el Niño del tambor, Juan el Verdulero, los Angeles, los rayos de la luz de aquella estrella. Un momento de reflexión genuina, darnos cuenta del mensaje de lo trasmitido en aquel lecho, donde no había buenos olores, una lección, tal vez, no aprendida: humildad!
El mensaje de la Navidad es algo más que brillo, luces y colores. Ojalá podamos rescatar el verdadero espíritu de la Navidad, para ser mejores seres humanos capaces de observar las reglas elementales de seguridad, expresar nuestras ideas y sentimientos con libertad y respeto hacia los demás. Capaces de tener misericordia por los más necesitados y en alguna manera ser buenos Samaritanos. Nació Emanuel, que traducido es: “Dios con nosotros”
Prof. JoséAntonio Giovannetti Román @AntonioGiovan13 en Twitter