En la Vejez
- Juan Ramón Jiménez
- “Parece, Platero, mientras suena el Ángelus, que esta vida nuestra pierde su fuerza cotidiana, y que otra fuerza de adentro, más altiva, más constante y más pura, hace que todo, como en surtidores de gracia, suba a las estrellas, que se encienden ya entre las rosas… Más rosas… Tus ojos, que tú no ves, Platero, y que alzas mansamente al cielo, son dos bellas rosas”.
- Crepúsculo, Atardecer, Ocaso
“Mira, Platero, qué de rosas caen por todas partes: rosas azules, rosas blancas, sin color… Diríase que el cielo se deshace en rosas. Mira cómo se me llenan de rosas la frente, los hombros, las manos… ¿Qué haré yo con tantas rosas?’
Juan Ramón Jiménez
Al Rescate de la Esperanza, que Anda Realenga… y hay que Atraparla
Para mi, los Atardeceres tienen un encanto especial. Expresan una belleza singular. He visto muchos atardeceres, todos tienen su encanto. Tuve mi primer trabajo en el Pueblo de Salinas, en ocasiones regresaba a mi Casa maternal con la caída del sol, “chisporroteado oros” (Onelio Torres Cuprill.) Se puede comparar el atardecer con la vejez, he conocido tantos ancianos y ancianas cuya expresión física y hablada, me han sido de gran agrado. Los surcos de la expresión facial, tienen su encanto. El hablar con sabiduría retrata al ser humano con que interactuamos. Algunos destilan bondad y compasión, ternura, simpatía, amor.
“Hay que luchar contra la idea de que el viejo es funcionalmente limitado. La mayoría de la población anciana no se halla impedida.”
Dr. Ricardo Moragas, gerontólogo
Poema sobre la vejez
José Saramago
“Qué cuántos años tengo? -¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo,
y otros “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.”
Al envejecer, si se tiene la compañía de algo o de alguien, no se está solo. Un libro es un buen acompañante. Buscar el lugar adecuado y el libro inspirador nos motiva a caminar de la mano de la esperanza, que anda realenga. Nuestra imaginación coge vuelo y nuevas ilusiones pueden llegar a nuestra mente y caer en el corazón con un nuevo latir, con nuevos deseos de vivir, de ser, de existir aportando algo en el camino.
Una Mascota, como un perro, pudiera ser buena compañia, algunos son adiestrados para estar con ancianos y serles útiles. Algunos educados hasta pueden detectar cuando el nivel de azúcar de un Paciente Diabético le baja.
Hay que preparse para el Ocaso de la Vida, desde jóvenes. Es importante ir sembrando semillas positivas de manera tal, que haya luego quien nos recuerde, quien nos de la mano cuando la necesitemos. Los años pudieran traer limitaciones físicas, para superar esas limitaciones necesitaremos alguna Ayuda, unos más que otros. Ser Viejo no es malo, malo son los resabios o rencores que algunos puedan albergar. Bueno es disfrutar día a día y si tenemos que usar el bastón, usarlo. Evitar los accidentes por querer hacer lo que ya no podemos hacer. Tenemos que reconocer nuestras limitaciones.
Nunca es tarde: “Toni Morrison, premio Nobel de literatura, confesó una vez que le era imposible escribir de manera regular. La escritora afroamericana tenía un trabajo más o menos convencional de nueve a cinco, daba clases y además tenía que criar sola a dos hijos. Si no hubiese sacado fuerzas de flaqueza y hubiese madrugado lo indecible (veía la salida del sol y eso le cargaba de energía) ahora mismo no estaríamos hablando de ella.
Morrison no publicó su primer libro hasta los 40, pero 22 años más tarde ya tenía Nobel y Pulitzer. Hay casos aún más extremos. Otro Nobel, José Saramago, se estableció como escritor a los 60 años tras un intento a los 25. La Academia Sueca le concedía el galardón apenas 16 años después.”
Einstein se fue de este mundo orgulloso de sus contribuciones y hasta el final tuvo claro uno de sus principios fundamentales, que consta en una de sus más famosas citas: “No intentes convertirte en un hombre de éxito, mejor conviértete en un hombre valioso”
Te sigo esperando en la esquina… o en la Cafetería, hoy sábado, al escribir el Blog tuve varios encuentros agradables.
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