Enseñanzas
Me haré un bigote con la crema de rasurar
Su corbata y sus zapatos me pondré, sí, sí
Y me iré, como él, a trabajar
Al Rescate de la Esperanza, que Anda Realenga… y hay que Atraparla
Un hombre que triunfó en contra de la adversidad en muchas ocasiones, luego de las derrotas, fue electo Presidente de los Estados Unidos de América. Escribió, este Padre, una Carta al Maestro de su hijo, la cual, a pesar de haberla compartido anteriormente, considero oportuno repetir el texto, por las enseñanzas que hay en la misma. Es posible que los imposibles se conviertan en posibilidades. Hay la oportunidad de forjarlo.
“Papá, tu luz es tan brillante y fuerte que nunca se apagará… siempre iluminará mi camino.”
“Con el paso de los años nuestras responsabilidades crecen y no es tan fácil sacar tiempo para estar con la familia extendida. Entre el trabajo, las compras, la limpieza de la casa, el cuidado de nuestros hijos y todo lo demás, cuesta bastante encontrar un par de horas para ir a visitar a los padres. ¡Pero debemos hacerlo! Puede que ellos pasen la mayor parte del tiempo solos y la alegría más grande de esa semana (o de ese mes, si viven lejos) sea vernos”
SuBiblia
Querido profesor:
Mi hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son sinceros, pero enséñele también que por cada canalla hay un héroe y que por cada político egoísta hay un líder dedicado.
Enséñele que por cada enemigo hay un amigo. Esto llevará su tiempo, mucho tiempo, pero enséñele, si puede, que más vale una moneda ganada que cinco encontradas.
Enséñele a perder y también a disfrutar correctamente de la victoria. Apártelo de la envidia y enséñele, si puede, la alegría de la sonrisa callada.
Enséñele a apreciar la lectura de buenos libros. Pero también a maravillarse con los momentos de silencio y en la contemplación de los pájaros, las flores del campo, los lagos y las montañas.
Enséñele que vale más una derrota honrosa que una victoria vergonzosa.
Enséñele a confiar en sus propias ideas, aunque los demás le digan que está equivocado. Y a que no haga las cosas simplemente porque otros las hacen.
Enséñele a ser amable con los amables y estricto con los brutos.
Enséñele a escuchar a todas las personas, pero que aprenda a discriminar lo bueno de lo malo y, a la hora de la verdad, a decidir por sí mismo.
Enséñele a sonreír cuando esté triste y explíquele que no hay indignidad en las lágrimas.
Enséñele a ignorar las voces de quienes sólo reclaman derechos sin pagar el precio de sus obligaciones.
Trátelo bien, pero no lo mime ni lo adule, porque en el fuego se forja el acero.
Enséñele valor y coraje, pero también paciencia, constancia y sobriedad.
Enséñele a creer en sí mismo, porque sólo así podrá creer en la humanidad.
Entiendo que le estoy pidiendo mucho, pero haga todo lo que pueda. Es un chico tan extraordinario, mi hijo…
Abraham Lincoln
P.D. Te sigo esperando en la esquina de siempre… o en la Cafetería, cuídate!
Prof. José Antonio Giovannetti Román 7y87 856 1610, 787 644 8818
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