Había una vez y dos son tres…
Le decían el Martelero al fotógrafo que iba los martes al Barrio a retratar. Don Dionisio iba los sábados o domingos con una caleza tirada por un caballo para llevar su Colmado Ambulante, yo siempre estaba pendiente que me compraran marrayos (barritas de dulce que eran duras). Se escuchaba el Pito de entrada de los trabajadores de la caña, algunos llegaban en bicicleta, otros a pie. Las vecinas iban temprano al Patio para indagar si las gallinas habían puesto huevos, si había mangoes en el piso o mangotines… y el fogón con carbón se encendiera, para hervir la primera leche. Recuerdos.
Ya estando en el Pueblo veía a las damas pasar por casa hacia la Iglesia, a la misa temprana, mientras el vendedor de periódicos pregonaba: El Mundo, el Imparcial. Temprano se olía el agradable olor de las galletas de vainilla que se preparaban en la Borinquen Biscuit y a mi casa llegaba el olor a habichuelas que cocinaba el fondero Pancorbo. Subiendo hacia el Cerro estaba la fábrica de Chocolate Perla de don José Llinás.
Los hermanos Castillo bajaban del Cerro para abrir el Laundry en la calle Antonio Mattei Lluberas, a la vez que Chago, el Panadero, iba con su carrito rojo y ofreciera el pan de agua o de manteca. Las damas del Taller de Guantes de don Nelson Lavergne estaban ya frente a sus maquinas de Coser y los zapateros iban llegando poco a poco.
En aquellos tiempo de antaño los carros eran negros, a finales de los 50, o un poquito mas tarde, comenzaron a llegar los carros con colores. La mayoría eran Chevrolet, Ford, Pontiac y algún Cadillac.
Por las calles de mi Pueblo de adopción saliendo del Tendal pasaba un Amolador, tijeras y cuchillos. Sonaba una sinfonía para anunciarse y otro caballero que con plomo tapaba los hoyos de las cacerolas, en la misma calle.
Para ese entonces, los Comercios cerraban a las 12:00 y volvían a abrir algunos a la 1:00 y otros a las 2:00. Los empleados iban a almorzar a su Casa y tal vez, muchos tomaban una Siesta o terminaban de leer el periódico. Era cuando con 3 chavos te daban en el Colmado un pedazo de pan con mantequilla y un Old Colony por 7 centavos (yo llegué a tomarlos a ese precio), el mejor refresco eran la Orange Crush de la botella marrón ranurada, con el tiempo desapareció aquella refrescante bebida hecha en Mayaguez
“No desprecies las tradiciones que nos llegan de antaño; ocurre a menudo que las viejas guardan en la memoria cosas que los sabios de otro tiempo necesitaban saber”
Tolkien
Prof. José Antonio Giovannetti Román 787 644 8818
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Al Rescate de la Esperanza que Anda realenga… y hay que Atraparla