Misión cumplida
Sexta palabra de Jesús en la Cruz (Reflexión) Juan 19: 30
“Todo está consumado”
Muchos años ha, en un pesebre de Pajas, en la Ciudad del pan, nació un niño Especial, José y María fueron a Belén de Judea para cumplir con su obligación de participar en el Censo. El tiempo pasa y ya adolescente, aquel Niño se escapa de sus padres y lo encontraron en el templo hablando con los doctos en la ley.
“Lea Lucas 2.41-50. Dice el v 46 que sus padres – lo hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles”
Luego, al tener conciencia como hombre maduro, decidieron bautizarlo. A los 30 años, Juan el Bautista lo bautizó en el Rio Jordán, por inmersión.
Comienza formalmente su Ministerio y atraía a mucha gente para escuchar Su palabra. Tuvo misericordia de muchos. Hizo Milagros y portentos. Ciegos volvieron a ver, paralíticos anduvieron, una mujer con un flujo de sangre con una duración de 12 años fue sanada.
“Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia.”
Ofreció un mensaje a la ladera de un Monte, se percató que aquella gente había venido de distintos lugares y podrían tener hambre, hizo el milagro de los panes y peces. El conocido Sermón del Monte trajo un Mensaje de paz y amor, de concordia, del arrepentimiento y nueva Vida.
“Guarda los buenos recuerdos para los malos momentos y escucha…Apúntate a la vida, a decir lo que sientes, a sentir lo que vales, a soñar lo que quieres y a saber que te sobra con tener lo que tienes.”
Rosana
Al pasar del tiempo, ese Misionero Celestial fue visto con malos ojos por los Religiosos fanáticos. En todos los tiempos los ha habido. Tres años de un Ministerio fructífero, por medio del cual: sanó heridas mentales, puso a cojos a caminar, levantó de los muertos, dio de comer.
“Mi vida fue hermosa, porque fue esencialmente un esfuerzo fructífero y un trabajo útil.”
Siemens
Aquél que entró con loas y vítores a la Ciudad, luego fue condenado para que muriera en una Cruz, en el Gólgota. Crucifícale!, Crucifícale!, gritaron a una. Los soldados Romanos tuvieron la Tarea del arresto, eso ante la entrega de uno de sus mismos Colaboradores, el Judas Iscariote, por 30 monedas de plata.
“Vivir para los demás no es solo la ley del deber, es también la ley de la felicidad.”
José Antonio Giovannetti Román 787 644 8818
AntonioGiovan13 en Twitter
Tony1943able Video Motivacional en Youtube
Al Rescate de la Esperanza, que Anda Realenga… y hay que Atraparla