‘Cuando un amigo se va
Se queda un árbol caído
Que ya no vuelve a brotar
Porque el viento lo ha vencido”

No pertenezco a ningún Partido Político. Hay dos Asuntos de los cuales no me gusta discutir: Política y Religión. No empece, debo expresar mi sentir ante la salida del escenario de la vida terrenal del Lcdo. don Héctor Ferre Rios. Se fue estando en plena juventud madura. Su legado no debe olvidarse, como pasa muchas veces.

Este Político luchó por los Principios en los cuales creía, defendió “a capa y espada” sus creencias Políticas. No se doblegó ante la adversidad. Don Héctor fue un guerrero. Una persona capacitada intelectualmente el cual supo mantener la serenidad, sin dejar de enfadarse o molestarse ante las injusticias. En su propio Partido tuvo luchas y discusiones, defendiendo lo que creía era lo mejor para su Pueblo.

El ex presidente del Partido Popular era un hombre versátil. Gustaba practicar el deporte en distintas facetas y defendió a quienes hacen Deporte honestamente en Puerto Rico. Fue un Atleta de campo y en el escenario de la Política. Supo gardear a los contrarios, con respeto y firmeza.

Son muchas las personas que hemos perdido por la fatídica enfermad del Cancer. No estoy seguro que se estén haciendo los esfuerzos para la Prevención de esta terrible enfermedad. Debiera existir un mayor esfuerzo por educar sobre el mismo e incentivar Estudios conducentes a encontrar como mitigar o erradicar esta enfermedad.

Puerto Rico está de Luto. La Casa de las Leyes ha perdido a un Gladiador. El Partido Popular queda huérfano de una persona clave en sus aspiraciones para reconquistar el Poder.

Desde mi Escritorio envío mis respetos a la familia del fenecido. Recordar los logros que tuvo como ser humano debe servir de aliciente para estar en paz.

Creo que son muchas ls personas que fuera de líneas Partidistas están de acuerdo conmigo en que hemos perdido un buen hombre. Su don de gentes le caracterizó en su caminar y en sus luchas.

“Cuando un amigo se va
queda un espacio vaci­o
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un de un rio”.

Prof. José Antonio Giovannetti Román