Cierre de puertas
“No hubo lugar en el Mesón”, le dijeron a José y María, luego de venir de una larga travesía, cansados y a punto de parir María. Un buen hombre cercano de donde le cerraron las puertas, les ofreció un espacio en el Pajar, donde estaba el heno para las vacas y burros. Entre la mula y el buey, nació el redentor de las almas.
Me trae a mi memoria cuando aquel Maestro de Drama me dijo: “Yo no te doy Participación en las Obras que dirijo, porque eres demasiado feo”. Además de no darme Participación, no me eximió de un Examen, del cual eximió a los otros estudiantes de su Clase. Otros me abrieron puertas, aunque estoy acostumbrado a que me cierren puertas. Curiosamente estuvo el Profesor de jurado en el primer Festival de Bellas Artes del Departamento de Educación, en el cual mi Grupo de Recitación Coral ganó el Primer Premio a Nivel Estatal, el grupo “Voces del Cafetal” era tan bueno, que no tuvo mas remedio que votar a favor del mismo, a pesar de sus Prejuicios.
El Mesonero no encontró un espacio para que dos Emigrantes pasaran la noche, pero hubo quien le hizo espacio. Son muchos los que en el Mesón de su corazón no tienen espacio para el Príncipe de Paz.
Al pasar de los años, en la década del 80 pude Producir y participar en 26 Programas de Televisión por los canales 3 y 6 del Gobierno, era una Clase de Teatro por Televisión, se pasaban 2 veces en semana, el mismo Programa, sin cobrar un centavo.
Tuve el privilegio de Participar como Declamador en 2 Especiales para los Canales del Gobierno, con duración de 1 hora, uno de los Programas se tituló; “Un Maestro, su arte y su voz” y el otro: “De Cara al Público”. Como Declamador tengo 6 Grabaciones en mi historial, con una tirada de 1,000 Copias cada uno… vendidos.
Acostumbro merendar fuera de casa cercano a las 9:00 a.m, por años lo he hecho y me han dado el Descuento de Mayor Edad. Ya las personas que toman mi Orden no me preguntan, saben que consumo tostadas integrales redondas y café sin azúcar. Este pasado miércoles, sin previo aviso, me informan que no se me puede dar el descuento si no presento la tarjeta que me habían otorgado, pagué los $2.72 correspondientes. Han sido muchas las Guaguas de Turistas internos que les invité a visitar ese lugar, pero de la noche a la mañana, no tenía el descuento acostumbrado… 27 centavos, no me hacen más rico, ni más pobre, pero no volveré a merendar allí.
Abriré puertas en otros lugares, como he hecho en mi larga vida de 75 años. Soy más importante que ua tarjeta plástica de descuento. Ayer conversé y motivé en Ponce a muchos desconocidos, enriquecí con mis conocimientos y humor a algunos de ellos, una señorita me dijo: “Me hizo el día”… porque sigo haciendo caminos al andar, debido a que he sido bendecido por otros, por eso bendigo y no maldigo. Con las canas ha venido mayor conocimiento compartido… y lo comparto.
Prof. José Antonio Giovannetti Román