Mamita
“Señor: en breve llegará a tu cielo; una tímida y dulce viejecita, los liríos de los años floreciendo en su pelo; y el rostro sonreido como un margarita. Es la más hacendosa en la colmena, donde por todos se ha sacrificado, y es tan buena, tan buena”…
José Antonio Davila
Querida Mamita
Se que no puedes leer esta misiva, pero tengo que escribirla. Hace un tiempo te fuiste, todavía siento tu ausencia. Por medio de esa carta aspiro crear conciencia en los hijos de hoy, llega un día que Mami se nos va. Ella me decía: “te voy a hacer falta”, cuánta falta me has hecho desde que te fuiste!
Son muchas las cosas que añoro de ti, Mamita. Compartí contigo algunos trabajos, fuí Quincallero contigo en el barrio Indios de Guayanilla, yo cargaba aquella caja de cartón con zagalejos, enaguas y panties. Ya me sabía los números de algunas damas.
Te ayudé también en la fábrica casera que hiciste en casa de pasta de mangó y luego mas tarde, en el Yauco Tastee Frezze, donde fui heladero, limpiaba el piso y también despachaba los “sundaes” “banana Split”, bocadillos y emparedados. Cuando miraba con intensidad a una de las muchachas bonitas que compraban barquillas, me llamabas la atención.
Victoria Román Rodríguez quedó huérfana muy niña, no hay un solo retrato de la abuela materna. Estudió hasta tercer grado, pero sumando de cabeza, no había quien le ganara. En la cocina, mamá Toya, como le decían los nietos, eras la Reina.
Extraño muchos platos que confeccionabas, recién recordábamos la sopa con carne de garrón y tostones de plátano verde sumergidos en el caldo que tu hacías, el piñón de plátano maduro con carne guisada parecía un bizcocho, al desmoldar.
Mamita, tu sabiduría nata, tu resistencia a molestarte cuando había algún reproche, tu sonrisa franca, tu lealtad a Papito, tu afán por la limpieza, los sorullos de harina de maíz con bacalao guisado con huevo, que preparabas para llevar cuando iba a San Juan… tantas cosas de gratos recuerdos.
Próximos a celebrar el Día de las Madres quiero expresar gratitud a todas las Madres y Suegras, a todas las abuelas y esposas, a toda las buenas mujeres que su amor ha sido como un arrullo para la Vida de muchos, Gracias!
En mi baúl de recuerdos no olvido aquel hermoso mango amarillo que pusiste con una moneda 5 centavos debajo de mi almohada, en sustitución del bobo que querías dejara… lo dejé.
Viviste una vida intensa, 4 varones y 3 hembras, las muchachas se nos fueron adelante, quedamos los 4 varones, Pedro Jaime, José Antonio, Getulio y Freddy Alberto, esperamos no haberte defraudado, tus enseñanzas perduran.
Prof. José Antonio Giovannetti Román
@AntonioGiovan13 en Twitter
Al Rescate de la Esperanza, que anda realenga… y hay que atraparla
Si recorriendo un día tu reinado
sorprendes en su cara la fatiga
y ella te dice que no se ha cansado,
¡no le creas, Señor, lo que te diga!