El Caballero de la Cruz
SONETO AL CRISTO CRUCIFICADO
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Anónimo, atribuido a Santa Teresa
Aquel Cirineo ayudó al Cristo de los pies polvorientos a cargar la pesada cruz. Un joven de 33 años anduvo hasta el Monte Calvario cargando la pesada cruz, era necesario. Los soldados Romanos le daban latigazos que laceraban su cuerpo, desde la subida hasta el Monte ya iba siendo escarnecido.
Una vez hubo llegado al Monte fue colocado en la cruz y sus manos y pies fueron clavados. Se le coronó con una corona de espinas. Al lado de él dos ladrones fueron también crucificados, mas no fueron clavados, se les amarró. Uno de ellos le dijo: “Acuérdate de mi cuando estés en el Paraíso”, El no dudó en contestarle con su gran misericordia y le dijo: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. No le hizo preguntas sobre los diezmos, la Biblia, las acciones positivas, las veces que le cantó, fue un perdón instantáneo, por su gran amor al pecador.
En el Monte Calvario Jesucristo ofreció su Vida por ti y por mi. Por su sangre somos redimidos de pecados y por su llaga somos sanos. El sacrificio del la Cruz no debe ser olvidado. En esta semana recordamos a Jesús de Nazareth, el de los Milagros y su eterno caminar por caminos en busca de las ovejas perdidas, vino a predicar la buena nueva, las buenas noticias, el Evangelio.
De muchos es conocido que Pedro lo negó, como algunos lo hacen hoy en día. El Maestro de la palabra y del único amor, era cumplidor de las Leyes terrenales, cuando le preguntaron a quién había que darle el Tributo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Tuvo compasión por su Madre y le encargó a Juan que la cuidara. Cumplió como hijo. Algo que algunos hijos terrenales no hacen, porque no tienen tiempo.
Son muchas las lecciones ofrecidas por el Nazareno de Galilea, ojalá podamos al recordar su sacrificio de Cruz, imitar sus buenas acciones… siendo mejores seres humanos, teniendo una buena convivencia.
Prof. José Antonio Giovannetti Román
@AntonioGiovan13
Al Rescate de las Esperanza, que anda realenga… y hay que atraparla