La U.P.R., nuestra Casa de Estudios
En el 1962 a los 18 años subí por La Piquiña, no existía el Expreso Luis A. Ferré, hacia Rio Piedras para hacer entrada a la UPR. Tuve el privilegio de ser uno de los 12 Estudiantes yaucanos aceptados, a pesar que mi Promedio de Graduación de Cuarto Año de Escuela Superior fue de 2.89. Entrar a la Casa de Estudios marcó mi Vida. Lo recibido en ese Recinto Universitario fueron unas herramientas cognitivas y el desarrollo de unas destrezas, las cuales me permitieron salir airoso en el Escenario de la Vida.
Existen sobradas razones para defender a capa y espada la Universidad del Pueblo, forjadora de mujeres y hombres con sentido humanista. La Universidad de Puerto más que un lugar donde se enseña matemática y español, filosofía y arte, es un Centro Educativo con una afirmación humanística en su Proceso educativo. Mientras estuve en mi Alma Mater, el Programa Cultural lidereado por don Alfredo Matilla, fue excelente.
Quitarle Recursos Económicos a la Casa de Estudios donde miles de puertoiqueños se formaron intelectualmente, es un Crimen de cuello blanco.
Fue en ese Recinto Universitario donde Gilda Navarra me enseño el lenguaje del silencio, con los Cursos de Pantomima. El Dr.José Emilio González, en la clase de Literatura me dijo: “Si con argumentos claros me dices que Rocinante es el personaje principal del Quijote, te lo apruebo” Don Lidio Cruz Monclova, historiador, ya con la voz cansada, me abrió ventanas al conocimiento de la historia de Puerto Rico. Gloria Arjona me ofreció oportunidades inimaginables en la Actuación.
Fue allí donde conocí aquel burro encantador, Platero, tuve el privilegio de encarnar como personaje, a don Juan Ramón Jiménez. Fueron 14 los Pueblos visitados con el Teatro Rodante con la pieza teatral “El hombre que casó con mujer muda”, de Moliere.
Mi Bachillerato tenía como Requisito 135 Créditos, me gradué en el 1967 con 156 créditos. Un Bachillerato en Arte con concentración en Drama, un Minor en español y los 15 créditos en Pedagogía.
Viajaba en “Pon” desde Yauco a Rio Piedras y al regresar tomaba una Guagua en Rio Piedras hasta Caguas, me ubicaba en la luz de la Escuela Superior, allí velaba “Pon” para regresar a Yauco, nunca me quedé a pie, fueron muchos los que me pidieron compañía, por ser el experto en velar “Pon”.
En el 1967 fue mi Graduación, no asistí a la misma, preferí irme, por Invitación, a Santo Domingo para declamar con el Grupo de Poesía Coreada de Puerto Rico, dirigido por Maricusa Ornés.
Siento orgullo por haber estudiado en la Casa Grande, me entristece que se encuentre en la Cuerda floja, por los errores de muchos. Hay que defenderla ante la Junta Fiscal y ante los Gobiernos que pretendan estrangularla. Nos toca a todos levantar bandera y dejar escuchar nuestra voz de Protesta, y eso es ya!
Prof. José Antonio Giovannetti Román