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Educación del Siglo XXI

A pesar de que el gobierno invierte cada año sobre $7,000 por estudiante, nuestro sistema de educación público le falla a nuestros niños.

Según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, mientras un 40-48% de los estudiantes de escuela pública son proficientes en las materias de español, inglés y ciencias, entre un 70-81% de los estudiantes de escuelas privadas son proficientes en las materias de español e inglés. Pero más preocupante aún es que los resultados de la pruebas de PISA colocan a Puerto Rico por debajo del promedio de la OCDE de América Latina, ocupando la posición (promedio) número 55 de los 65 sistemas educativas que participaron de las pruebas.

Es evidente de que la culpa de este fracaso no la tienen nuestros estudiantes, sino nuestro sistema educativo que es uno burocrático, centralizado, ineficiente y arcaico. En el pasado se han hecho avances importantes para mejorar la educación pública (las Escuelas del Siglo XXI, programas para insertar el bilingüismo en las escuelas, etc.) pero con el cambia y cambia de las administraciones no se le ha dado continuidad a las iniciativas necesarias para proveerle a nuestros niños la llave del éxito – una educación de calidad.

Al igual que ocurre con el sistema de ayudas sociales y la guerra contra las drogas, nuestro sistema educativo actual impide y dificulta a los más vulnerables echar pa’lante. Es por esto que necesitamos tomar pasos concretos e implementar cambios drásticos en nuestro sistema de educación público para proveerle a cada estudiante una educación de primera. Hay varias maneras de lograr esto. Veamos lo que a mi juicio son algunas ideas para lograrlo.

El problema mayor que tiene nuestro sistema educativo (y muchos estados de la nación) es que a pesar de que invertimos sobre el 25% de nuestro presupuesto general en educación, el dinero no llega al salón de clases. Por lo tanto, la iniciativa “selección de escuela” ha empezado a implementarse como remedio ante este problema en más de 30 estados con 61 programas muy exitosos que ya benefician a casi 500,000 estudiantes nacionalmente.

El programa “selección de escuela” permite a los padres escoger a través de un subsidio fijo la escuela, pública o privada, en la que matriculan a sus hijos. Por ejemplo, este programa da la opción a los padres de enviar a sus hijos a la escuela pública de la comunidad o recibir un vale educativo de cierta cantidad para matricular a sus hijos en una escuela privada. De esta manera son los padres, no burócratas en San Juan, quienes determinan a qué escuelas van sus hijos.

Las escuelas públicas se verían en la obligación de competir tanto entre sí mismas como con las escuelas privadas. Según el Premio Nobel de Economía Milton Friedman, los profesores John Coon y Stephen Sugarman, y otros expertos, dicha competencia resultaría en una mayor eficiencia de las operaciones y en ofrecimientos de programas que estarían de acuerdo con las exigencias de los estudiantes y sus familias.

Según el informe de Greg Forster, 14 de 18 estudios empíricos demuestran que los resultados de exámenes estandarizados de estudiantes que participan en programas de vales educativos mejoran drásticamente luego de insertarse a este programa. Además, el informe menciona que 31 de 33 estudios empíricos señalan que las escuelas públicas mejoran luego de que este programa comienza. Por último, 25 de 28 estudios empíricos demuestran que los vales educativos le ahorran dinero al contribuyente y al erario público. Por lo tanto, los datos y la evidencia nos demuestran que los vales educativos mejoran la oferta educativa pública.

La razón primordial por lo que esto ocurre es porque obliga a las escuelas a rendir cuentas por su desempeño. En el sistema actual, si una escuela no está dando un buen servicio, los padres tienen dos opciones: matricular a sus hijos en una escuela privada o mudarse a otro pueblo donde la escuela pública sea mejor. Además, el sistema actual es particularmente injusto con los más vulnerables, pues son las escuelas que sirven a esas comunidades las que tienden a tener peor desempeño.

Esta iniciativa no es nueva en Puerto Rico. En el 1993, el ex-Gobernador Pedro Rosselló trató de implementar un programa similar, pero el Tribunal Supremo local, controlado entonces por el Partido Popular, declaró inconstitucional dicha iniciativa por razones políticas. Afortunadamente, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha fallado en varias ocasiones a favor de los vales educativos, siempre y cuando esa ayuda no se convierta en sostenimiento de las escuelas privadas.

Definitivamente esta iniciativa tiene que venir acompañada con una reforma educativa mediante la cual se descentralice el Departamento de Educación haciendo que el dinero llegue directamente al salón de clases, aumente los salarios de los maestros basándose en su ejecutoria, se despolitice el Departamento de Educación y se reforme el currículo actual incorporando las ciencias, las matemáticas y el inglés. En este sentido, la experiencia y los datos de los expertos demuestran que los vales educativos son un paso de avance para mejorar la oferta educativa, en especial para los más vulnerables.

Varios de mis años en la escuela intermedia y superior los estudié en escuela pública, por lo tanto simpatizo y favorezco el sistema de enseñanza público. Sin embargo, tenemos que implementar cambios drásticos para mejorar la vida de nuestros niños. De ninguna manera esta iniciativa atenta contra las escuelas públicas, por el contrario las mejora. Les aseguro que haciendo más de lo mismo los resultados no cambiarán. Confío en que la nueva generación de líderes que se presentan a las elecciones en noviembre implementarán estos cambios para tener una verdadera isla del encanto.

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