Para quienes vivimos fuera de Puerto Rico, aunque sea de manera ocasional, mantenernos informados de lo que ocurre en la Isla es un deber.

Todavía recuerdo las largas horas que pasé pendiente a las noticias cuando los huracanes Irma y María pasaron por la Isla. Perder contacto telefónico con mi familia y después escuchar cómo las emisoras de radio AM se fueron del aire fue una experiencia espeluznante.

Por eso, aparte de escuchar la radio diariamente, también sigo a varios periodistas y agencias noticiosas en las redes sociales. Agradezco su labor, ya que conozco lo difícil que es ser periodista en Puerto Rico.

Ahora bien, la admiración que siento por el periodismo puertorriqueño no cancela el hecho de que la era de las noticias “duras” ha quedado en el pasado. Para subsistir en los tiempos del internet, las agencias noticiosas ofrecen una gran cantidad de notas dedicadas al entretenimiento, reseñando noticias “light”.

Para decirlo con más claridad, cosas que antes eran chismes de vecindario ahora son consideradas “noticias”. Se dedican notas periodísticas a reseñar la vestimenta de un artista, las “guerras de Twitter” entre cantantes urbanos o los insultos que un político o una celebridad lanza contra otra persona.

Lo triste es que esas notas “light” tienen mucho más tráfico en los periódicos cibernéticos que las notas sobre temas mucho más serios, tales como la economía. En cierta ocasión, un periodista me indicó que la sección de entretenimiento de su periódico cibernético recibía cuatro veces más visitas que cualquier otra.

Por lo tanto, no debe sorprendernos la cantidad de “guerras chiquitas” que consumen la atención de nuestro pueblo. Es sencillamente obsceno ver como la gente pasa por alto las noticias sobre los tiroteos y los asesinatos para comentar sobre temas de poca monta.

En los pasados días se dedicó mucho espacio a “la guerra de las sombrillas” entre la Alcaldesa de San Juan y la Primera Dama. ¿En serio? Matan policías, tirotean gente en la calle y los robos continúan en aumento, pero la gente se descose comentando si las sombrillas están bonitas, si son una pérdida de dinero o si los pajaritos las ensucian.

Si vamos a avanzar como etnia, necesitamos echar a un lado las “guerras chiquitas” donde todo el mundo pierde. Debemos prestar atención a los asuntos medulares, no a los chismes de barrio ni a las contiendas bobas. De otro modo, seguiremos perdiendo el tiempo atendiendo temas de tercera o cuarta importancia, mientras el país se nos acaba. Echemos a un lado la falsa indignación por tonterías, tales como las teorías conspiratorias.

Si no despertamos pronto, no habrá sombrilla que nos proteja de la oleada de violencia criminal que está ahogando la Isla.

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Pablo A. Jiménez es ministro protestante, autor y profesor en el campo de la teología pastoral. Escuche PREDIQUEMOS, un podcast dedicado a la predicación, el liderazgo y la teología pastoral: www.prediquemos.com 

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