El pasado lunes 21 de enero, regresé a los Estados Unidos desde México, donde me encontraba ofreciendo un curso de Teología Pastoral.

El regreso fue atropellado, dado la gran cantidad de vuelos cancelados por la tormenta de nieve que azotó a los Estados Unidos durante ese fin de semana. Imaginen mi ánimo después de que me cancelaron el vuelo, obligándome a viajar a otra ciudad. 

Como es de esperar en una situación como esa, las filas eran kilométricas. Así llegué a una fila cuyo tiempo de espera estaba estimado en 25 minutos. Miré a los oficiales de seguridad, sabiendo que estaban trabajando sin cobrar. Entre ellos se destacaba una joven mujer que manejaba un perro entrenado para detectar el olor de narcóticos y drogas ilegales. La joven estaba al centro de la fila, en un espacio grande por donde el perro podía caminar con libertad. Otro oficial se aseguraba que cada pasajero o pasajera pasara individualmente por la fila central, de manera que el perro pudiera concentrarse en oler a cada persona.

En lo personal, a mi no me gustan los perros, debido a una mala experiencia con un perro entrenado para dar seguridad cuando yo era apenas un adolescente. Por eso, cuando paso por el lado de uno de estos perros de seguridad, siempre lo hago con recelo.

Sin embargo, esta vez hubo algo que me distrajo, alejando mi pensamiento del can entrenado. Me distrajo lo que dijo la manejadora del perro: “La gente habla de construir un muro, pero el muro somos nosotros”.

La empleada de TSA se refería al muro, verja o valla de seguridad que el actual Presidente de los Estados Unidos desea construir en la frontera o borde con México. Como es sabido, el gobierno de los Estados Unidos está experimentando un cierre parcial, que impide el pago a los empleados de TSA, la Guardia Costanera y otras agencias de gobierno relacionadas a la seguridad nacional. El tranque se debe a que el Presidente exige más de 5,000 millones de dólares para la construcción del muro prometido en campaña electoral, pero enfrenta oposición del Partido Demócrata, que ahora controla la Cámara de Representantes federal.

“El muro somos nosotros”, dijo la oficial de seguridad. Yo no sé lo que usted opina sobre la posible construcción del muro. Imagino que los comentarios no se harán esperar, particularmente de parte de personas que nunca han cruzado el borde. Lo que me pregunto es si la empleada de TSA tiene razón y, de tenerla, qué implicaciones tiene su aseveración para la seguridad nacional de los Estados Unidos. 

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El Dr. Pablo A. Jiménez es ministro protestante, autor y profesor en el campo de la teología pastoral. Escuche PREDIQUEMOS, un podcast dedicado a la predicación, el liderazgo y la teología pastoral: www.prediquemos.com 

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