La tiranía del escándalo
En la Sociedad del “Show”, donde todo es apariencia, el escándalo es el gran motor de la publicidad. Por eso, la prensa televisada, escrita, radial y cibernética—que cada día se convierten en una y la misma cosa—vive y muere en base al escándalo.
Como sabemos, en nuestra época cibernética lo importante es alcanzar los mayores niveles de audiencia, antes medidos exclusivamente en los “ratings” de radio y televisión, pero ahora medidos en base a los “hits” del Internet. El problema es que la forma más fácil de alcanzar los más altos niveles de audiencia es por medio del escándalo.
En este proceso, la verdad queda herida a la vera del camino. Si bien hay muchos medios y personas responsables en el mundo de la prensa, también hay personas que dedican sus vidas a alcanzar fama y fortuna a cualquier precio. Añádale a esto la presión que trae consigo la carrera por reseñar una nota primero que los demás, reclamando las codiciadas noticias “exclusivas”, y tenemos una receta para el desastre. ¿Por qué? Porque siempre habrá alguien que sacrifique la veracidad de sus notas, con tal de publicar primero una nota cuyo contenido que no ha sido debidamente revisado.
Esto nos deja varados en la frontera entre la noticia y el chisme o, dicho de otro modo, entre la verdad y la mentira.
Y si eso pasa con las noticias, lo mismo pasa con las reacciones y comentarios a las mismas. Bajo el manto de las redes sociales, la gente se atreve a decir cualquier cosa, aunque no tengan certeza de lo que afirman. Acusan a cualquiera de haber dicho o hecho mal, aunque no tengan prueba alguna de lo que alegan. Ponen etiquetas para clasificar a la gente, con tal de humillarlas: liberal, conservador, fundamentalista, comunista, capitalista, desquiciado o corrupto. Y lo mismo atacan a quienes escriben las notas periodísticas y las columnas, como a quienes las comentan.
¿Cómo lidiar con todo esto? ¡Quién sabe! Antes era más fácil, dado que no todo el mundo tenía la capacidad de publicar sus opiniones. Por eso, un viejo dicho anónimo estadounidense dice: “Nunca busques una pelea con alguien que compra tinta por barriles”. Esto era una clara advertencia dirigida primordialmente a los políticos, recordándole cuán peligroso es discutir con periodistas. Empero, hoy todo el mundo tiene la capacidad de jugar a ser “periodista”, publicando sus ideas y opiniones en las redes. Por lo tanto, la directriz ha perdido vitalidad, ya que hoy no hace falta tinta para publicar lo que uno piensa. Lo que hace falta es decir algo escandaloso que llame la atención.
La buena noticia es que la Sociedad del “Show”, que es tan falsa como un billete de tres dólares, no durará para siempre. Por eso, aquellas personas que deseamos perseverar en la verdad debemos buscar la manera de superar nuestras diferencias para crear una sociedad libre de la tiranía del escándalo, del odio y de la falsedad.
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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com y http://www.prediquemos.net.