Fue unos días atrás. Me dirigía a mi casa a eso de las 4:30 de la tarde cuando los vi. O, más bien, cuando me encontré con ellos. Venían calle a abajo en patineta, y venían en contra del tránsito. Uno de los muchachos iba en cuclillas. El otro estaba de pié, pero tenía en las manos un teléfono para grabar su odisea. Y ninguno tenía casco u otra protección.

Cuando me percaté de lo que estaban haciendo les pegué un bocinazo. Los chicos se molestaron, pensando yo deseaba detenerlos. Sin embargo, mi motivo era distinto. Soné la bocina porque deseaba que los autos que venían detrás de mi prestaran atención a lo que estaba pasando. Lo menos que deseaba era que otro auto aplastara a uno de esos muchachos.

Tan pronto llegué a mi casa, que se encuentra a menos de un kilómetro de distancia, llamé a la policía para indicarle lo que estaba pasando. Al principio, la retén le restó importancia a mi llamada. Sin embargo, cuando comprendió que los chicos estaban viajando en contra del tránsito por una carretera transitada por camiones a todas horas y que desemboca a una arteria principal, se alarmó. Entonces me dijo que iba a enviar una patrulla.

Empero, la verdad es que es poco lo que la policía puede hacer. Aquellos muchachos no sólo estaban poniendo en riesgo sus vidas, sino que también estaban poniendo en riesgo la vida y la propiedad de quienes transitan habitualmente esa carretera. ¿Y para qué arriesgaban sus vidas? Para colocar un video en las redes sociales.

A la verdad es que no hay ley que pueda regular la insensatez, la falta de criterio propio o la temeridad.

Hace unos años escuché a un profesor de la Escuela de Leyes de la Universidad Interamericana de Puerto Rico decir que a mayor crisis social, mayor cantidad de leyes tiene un país. Y eso es cierto. Por lo tanto, es muy poco lo que la ley puede hacer para salvar a la gente de sus propios errores, particularmente cuando quieren perseverar en ellos. Por más que lo intentemos, no se puede legislar la insensatez. 

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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com