Para miles de familias puertorriqueñas, los Reyes no llegaron este año.

No me malinterprete, por favor. Atrás quedaron los años donde la niñez puertorriqueña carecía de regalos. Basta con una corta visita al Centro Comercial más cercano para darse cuenta que el pueblo puertorriqueño gasta cada año enormes cantidades de dinero en regalos. Y aún las familias indigentes pueden recibir regalos navideños de entidades benéficas, Iglesias, municipios y aún de la Oficina del Gobernador. 

El problema es que los regalos más valiosos no se compran en las megatiendas. Los regalos más importantes en las Fiestas de Reyes son la amistad, el amor y la ternura. Si bien mucha gente quiere un iPod o un iPad, son más las personas que desean un abrazo  del ser querido que se encuentra lejos.

Hoy los Reyes no llegaron para la hermana que espera un abrazo de su hermano mayor, quien se niega a visitarla por el resentimiento que alberga en su corazón contra sus padres. Hoy los Reyes no llegaron para la madre que, llena de dolor, usa a su bebé como un arma para hacerle daño al padre y a los abuelos paternos de su hijo. Hoy los Reyes no llegaron para las niñas que, si bien encontraron regalos debajo de su cama, no pudieron ver a su papá, quien prefiere pasar su tiempo libre emborrachándose con sus amigos.

“Madre, los Reyes ya no tienen corazón”, cantaba Felipe Rodríguez. Claro está, eso es una hipérbole. La realidad es más sencilla. Hay mucha gente que alberga en su corazón el odio, el rencor y los malos recuerdos que usan como excusa para hacerle daño a quienes más los aman.Y el odio no es más que basura emocional y espiritual que le hace más daño a quien lo acumula que a las víctimas de su ira.

Mientras tanto, en el pesebre nace un niño cuyo corazón es puro amor. Él dará su vida en sacrificio por la humanidad, para recordarnos que el odio nunca podrá vencer el amor. ¿Por qué? Porque Dios ES amor (1 Juan 4.8).

¿Qué opina usted? Le invito a compartir su opinión, comentando tanto el contenido de esta columna como los comentarios de otros lectores y de otras lectoras.

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com