Puerto Rico y el lobo
Una de las historias que me llamó la atención en mi niñez fue la de “Pedro y el lobo”. Es una narración bastante simple, de un joven pastor llamado Pedro que–a manera de broma–se pasaba anunciándole a la gente de su pueblo que un lobo estaba atacando sus ovejas. La gente respondía rápidamente, dejando sus tareas atrás, para socorrer al pastor. Sin embargo, el joven se reía de la gente porque su anuncio era falso. Con el tiempo, el pueblo resintió su broma. La historia termina cuando el lobo llega, Pedro pide ayuda y el lobo se come las ovejas porque nadie responde a su anuncio. El pueblo había perdido la confianza en el muchacho.
Por varios años en esta columna hemos estado advirtiendo sobre las posibles consecuencias negativas de la crisis social, política y económica que afecta a nuestro país. Aunque mucha gente ha apreciado en alguna medida nuestra contribución al debate público, siempre han estado presentes quienes, por motivos partidistas, están dispuestos a negar la realidad y a decir cualquier cosa para avanzar su agenda política.
Tristemente, los comentarios negativos han quedado grabados en el Internet. Dependiendo del color de la administración de turno, la gente me acusaba de pertenecer a tal o cual partido. Durante la administración de Aníbal Acevedo Vilá me acusaban de ser PNP; durante la de Luis Fortuño, me acusaban de ser Popular; y electo Alejandro García Padilla, volvieron a acusarme de ser PNP.
En el fondo, las acusaciones no importan, ya que no yo tengo interés alguno en el sistema partidista puertorriqueño. Lo que me ha perturbado a través del tiempo es la constante negación de la realidad. ¿Cómo es posible que seres pensantes tomen a la ligera temas tales como la insolvencia de los fondos de retiro? El colapso de estos fondos sería desastroso para el país. Por eso me parece increíble que, en lugar de considerar el tema con seriedad, haya personas que reaccionen diciendo: “Todo está bien. Usted solo dice eso porque es del partido contrario”.
Por ocho años advertimos que la crisis venía y ahora, desgraciadamente, está aquí. No me alegra su llegada y espero su pronta solución. Pensé que el país podría terminar en algún tipo de sindicatura. Empero, nunca preví que el gobierno federal nombrara una Junta de Control Fiscal para regular la economía y la administración del país.
No tengo la capacidad necesaria para discernir los efectos que tendrán las políticas de esta Junta sobre la isla. Eso se lo dejo a quienes saben más que yo. Pero temo que las medidas de austeridad que impondrá la Junta sean tan severas que terminen alterando completamente la vida del pueblo de Puerto Rico.
En conclusión, a todos los que pensaban que el lobo nunca iba a llegar, les comento con tristeza que el lobo ha llegado disfrazado de Junta de Control Fiscal Federal. Quizás ahora que–para todos los efectos prácticos–la administración del país va a estar en manos extranjeras podamos echar a un lado el ropaje partidista que nos divide para prestar atención a los problemas reales del país.
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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com