Otra perspectiva sobre el género
Les comparto el texto de la columna publicada en EL NUEVO DIA del pasado 4 de marzo en la página 70:
El debate sobre la enseñanza de perspectiva de género en el currículo del Departamento de Educación para las escuelas en Puerto Rico llegó a su punto alto con la marcha que se llevó a cabo el pasado 16 de febrero. Vimos cómo líderes religiosos de diversos movimientos -desde católicos hasta pentecostales- se unieron para protestar en contra de los planes educativos de la administración.
Una y otra vez, varias personas me han preguntado si estoy a favor o en contra de la perspectiva de género. Esa es una pregunta que no puedo contestar, sencillamente porque creo que está mal planteada. Me explico.
En la postmodernidad los conceptos están vacíos de contenido. Esto nos obliga a definir cada concepto con claridad, porque de otro modo varias personas o grupos pueden usar las mismas palabras para hablar de asuntos completamente distintos. En mi humilde opinión, creo que eso es lo que está pasando en este caso.
Para mí es evidente que existe más de una definición de la perspectiva de género. Creo que podemos encontrar todo un abanico de definiciones del concepto. Por lo tanto, la pregunta que se impone no es si uno está a favor o en contra de la perspectiva de género, sino cuál de todas las posibles definiciones uno apoya o rechaza.
Yo estoy a favor de una perspectiva educativa que examine cómo las sociedades van construyendo el género, perfilando diversas visiones de lo que implica ser hombre o mujer en nuestro mundo, con el propósito de crear una sociedad más justa. Creo que el género, como construcción social, se basa en el sexo, como dato biológico. Además, creo que el género está íntimamente ligado a la sexualidad, siendo expresión social de la misma. Creo que nuestra sociedad necesita una perspectiva de género liberadora, que luche contra los atavismos ancestrales que nos ha legado una sociedad jerárquica, en la que impera el machismo y se legitima la violencia contra la mujer y contra la niñez.
Creo en una visión liberadora del género, rechazando las perspectivas autoritarias y jerárquicas que fomentan la violencia contra la mujer, el abuso sexual y el maltrato infantil. Entiendo que Dios nos llama a construir una sociedad más justa, en la que tanto hombres como mujeres tengan la oportunidad de alcanzar su pleno potencial de desarrollo humano.
Ahora bien, estoy en contra de las perspectivas que buscan deconstruir el género, divorciándolo del sexo y dejando la sociedad en un caos ideológico. Como sabe cualquier persona que haya leído un poco de la crítica radical postmoderna, algunos pensadores afirman que el género es una ficción creada por la sociedad. De este punto de vista se deriva la idea de que el género no existe. [Sobre este punto, vea la nota incluida al final]
En resumen, creo que la inmensa mayoría de la sociedad puertorriqueña está a favor de una enseñanza de perspectiva de género liberadora que fomente la equidad entre el hombre y la mujer. Del mismo modo, creo que la inmensa mayoría de la sociedad puertorriqueña está en contra de las perspectivas radicales que buscan deconstruir el género.
Me parece, pues, que es necesario clarificar los contenidos de los conceptos que estamos usando en el debate público de este importante asunto. Es evidente que la coalición que convocó a la marcha del pasado 16 de febrero está reaccionando en contra de la visión radical de la perspectiva de género. La mayor parte de los participantes en la marcha son personas buenas y honestas que tienen temen que a sus hijos e hijas se les enseñe que lo masculino y lo femenino no existe; temen que les enseñe que el género es una mera ficción.
Le toca, pues, al liderazgo de las partes en conflicto definir claramente sobre qué están hablando con el propósito de buscar puntos de encuentro que puedan servir como base a un diálogo ponderado.
*************************
Para evidenciar lo que hay personas que afirman que el género es una mera ficción, cito la conclusión del ensayo sobre género escrito por Mary Ann Tolbert en el libro titulado Handbook of Postmodern Biblical Interpretation, editado por A.K.M. Adam (St. Louis: Chalice Press, 2000), p. 105:
“From a postmodern perspective, sex and gender are both cultural fictions, discursive representations constituting the power relations and practices of bodies in a variety of specific and local configurations. They have no essential meaning or core nature in and of themselves, and one’s imagined materiality cannot be used to legitimize constructions of the other.”
*************************