La vida en un minuto
Si algo me ha permitido la vida pastoral es el privilegio de acompañar a centenares de personas en momentos de crisis. Y si digo “privilegio” es porque la mayor parte de la gente prefiere sufrir en silencio.
Sí, en tiempos de paz, los seres humanos tendemos a construir cercos emocionales a nuestro derredor. ¿Para qué? Para proteger nuestra privacidad. No queremos que la gente tenga acceso a nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestras pasiones más profundas. Tememos que usen esa información para humillarnos o hasta para explotarnos.
Empero, en tiempos duros nos vemos obligados a romper esos cercos, dándole acceso a quienes estén dispuestos a bendecirnos con su presencia. Nos bendicen cuando nos escuchan, cuando lloran con nosotros y hasta cuando se sientan en silencio a nuestro lado mientras las lágrimas corren por nuestras mejillas.
En tiempos de crisis, necesitamos comunidad. Dios no creó al ser humano para vivir en soledad.
Y esos tiempos de crisis vienen a la vida de toda persona; y llegan sin pedir permiso. La crisis llega súbitamente, cambiándonos la vida en un minuto.
Un accidente de tránsito,
Un diagnóstico médico negativo,
Una infidelidad que sale a la luz,
Una llamada del cuartel de la policía,
Un asalto a mano armada,
Un altercado con un hijo,
O una muerte en la familia,
Estos eventos y muchos más te cambian la vida radicalmente. La pregunta es si tenemos una comunidad verdadera que pueda apoyarnos en esos momentos de crisis y dónde podamos apoyar a otros en sus horas duras.
¿Qué opina usted? Le invito a compartir su opinión, comentando tanto el contenido de esta columna como los comentarios de otros lectores y de otras lectoras.
El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com & www.prediquemos.com