La tumba de Doña Lola
El cementerio Colón está considerado como el mayor de su tipo en América. Es un lugar espectacular, compuesto miles y miles de tumbas, algunas de ellas ocultas en estructuras faraónicas a modo de panteones que incluyen hasta pirámides. En su centro hay hasta una iglesia enorme y la extensión del camposanto alcanza los cinco kilómetros.
Aquí están enterrados héroes de la patria, figuras del clero, miembros de importantes familias de la aristocracia cubana y española a partir del siglo 19, así como gente común. Todavía, de hecho, sigue en uso.
Entre todo es mar de sobre 56,000 mausoleos o estructuras fúnebres, por allí, en un rinconcito, está la tumba de la poetisa puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió, aquella que escribió el legendario poema que incluye la frase “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas”, desde su fallecimiento en 1924.
El otro día llegué emocionado a verla, por aquello de encontrarme con una conexión de esas eminentemente boricua en suelo cubano.
Acabé un tanto iracundo, lo confieso.
La tumba no tiene ni siquiera una bandera boricua en el asta que la acompaña. No hay flores ni nada. Sólo dos tarjas la cubren, una de ellas colocada por el presidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico, Arturo Hernández.
No me molesta la simple tumba, para nada, pues en la simpleza está la belleza. Me molesta que los puertorriqueños seamos tan poco considerados con nuestra historia, con nuestros talentos. Que nos les demos el lugar que se merecen, estemos ideológicamente de acuerdo con ellos o no.
¿Por qué Doña Lola está aquí y no en una tumba como se merece en San Germán? ¿Por qué, por ejemplo, Eugenio María de Hostos sigue enterrado en Dominicana y no acabamos de llevarlo a su tierra?
Si lo hicimos con Ramón Power, ¿por qué no hacemos lo mismo con Doña Lola y Hostos?
Por ahí nos queda esa asignación pendiente, pues aunque parezcan cosas que no tienen importancia, lo peor que le puede pasar a un pueblo es que pierda su memoria histórica.
Aquí les dejo el poema “A Cuba”, de Lola Rodríguez de Tió, para aquellos que quieran recitarlo en la intimidad de sus pensamientos.
“Cuba, Cuba, a tu ribera
llego triste y desolada,
al dejar la patria amada
donde vi la luz primera!
Sacude el ala ligera
la radiante inspiración,
responde mi corazón
en nobles afectos ricos,
la hija de Puerto Rico
lanza al viento su canción!
¡Mas las nieblas del olvido
no han de empafiar los reflejos
del hogar que miro lejos
tras de los mares perdidos!
¡Otro aquí vengo a formar
y ya no podré olvidar
que el alma llena de anhelo,
encuentra bajo este cielo
aire y luz para cantar!
¿Cómo no darme calor
la hermosa tierra de Tula,
donde al horizonte azula
y da a los campos color?
¿Cómo no encontrar amor,
para colmar el poeta
las ansias de su alma inquieta,
aquí, donde esplende el arte
y en abundancia reparte
las tintas de su paleta?
¡Nieble pléyade cubana
que entre sombras centellea!
¡Dulce musa de Zenea,
flor que se agotó temprana!
Tras de la estela lejana
mi inspiración adivina,
la figura de Cortina
que con acento vibrante
dice a tu patria ¡adelante!
no te detengas: ¡camina!
Yo no me siento extranjera
bajo este cielo cubano,
cada ser es un hermano
que en mi corazón impera.
Si el cariño por do quiera
voy encontrando a mi paso,
¿puedo imaginar acaso
que el sol no me dé en ofrenda,
un rayo de luz que encienda
los celajes de mi ocaso?
¡Vuestros dioses tutelares
han de ser también los míos!
Vuestras palmas, vuestros ríos
repetirán mis cantares…
Culto rindo a estos hogares
donde ni estorba ni aterra
el duro brazo que cierra
del hombre los horizontes…
¡Yo cantaré en estos montes
como cantaba en mi tierra!
Cuba y Puerto Rico son
de un pájaro las dos alas,
reciben flores o balas
sobre el mismo corazón…
¡Que mucho si en la ilusión
que mil tintes arrebola,
sueña la musa de Lola
con ferviente fantasía,
de esta tierra y de la mía
hacer una patria sola!
¡Le basta al ave una rama
para formar blando lecho;
bajo su rústico techo
es dichosa porque ama!
¡Todo el que en amor se inflama
calma en breve su hondo anhelo;
y yo plegando mi vuelo,
como el ave en la enramada,
canto feliz, Cuba amada,
tu mar, tu campo y tu cielo!