Jueves del pavo y viernes de luto
El martes estuve en una oficina gubernamental, y no me pudieron ayudar porque se había caído “el sistema”. Tampoco me pudieron decir por qué nadie se dobló a recogerlo. Aun así, fui la única persona que salió feliz y sonriente de aquél berejenal. El motivo de mi desconcertante risa fue un pintoresco doñito, setentón él, si mi tasación visual sigue pre Alzheimer. No es que yo ande por las viñas del Señor riéndome de los setentones. ¡En serio que no … Ver más ➡