Semana Santa, a dos años del COVID
Iniciamos otra semana santa. A nivel mundial son unos días en que muchos se detienen, sea para orar y reflexionar, sea para pasear, descansar o “janguear”. Muchos esperan estos días para renovar fuerzas, otros para su nutrir la fe y esperanza a través de las diversas tradiciones religiosas que se celebran desde hace más de dos mil años en todo el mundo.
Inevitable no recordar la Semana Santa 2020 cuando la pandemia nos encerró y se suspendió la mayoría de actividades, y los hogares se convirtieron para muchos en santuarios. Los interrogantes ante los muertos y enfermos del Covid nos llevaron a la búsqueda espiritual para serenar el alma y encontrar respuestas. Muchas personas que ante las hospitalizaciones y muertes de sus seres queridos comenzaron a pedir oraciones y a orar. Otras comenzaron a acercarse de modo virtual a diversas iglesias y espacios de fe.
Todos de alguna manera nos vimos invadidos por el temor a la muerte y eso despertó esa dimensión espiritual que poseemos que nos lleva a buscar entender el misterio y sentido de la vida y conectar con lo trascendente.
Hubo redescubrimiento interior, búsqueda de paz ante las ansiedades que se despertaron, y la espiritualidad fue fuente de esperanza en medio de lo vivido. Las entidades laborales, universidades y organizaciones comenzaron a replantearse cómo nutrir esa fortaleza humana que ha sido sostén para miles de puertorriqueños para superar los traumas de María, los terremotos, y la Pandemia.
El apagón general de los pasados días nos sigue recordando el cambio de época que atravesamos, donde cada vez se nos seguirán moviendo las seguridades conocidas y seguirán surgiendo las preguntas existenciales junto con los cuestionamientos hacia los sistemas políticos y económicos que deberían estar a favor del bien colectivo.
Yo tengo mis creencias de fe religiosa, tengo la bendición de tener como modelo a Sor Isolina Ferré, religiosa que vivió en profundidad sus valores religiosos y los convirtió en una misión de servicio a nuestro pueblo. También soy agradecida de tener amigos y conocer personas de otras religiones y no creyentes, que desde el espíritu fuente de vida que nos habita, poseen gran fe, sirven y aman en todo lo que realizan. Gente que desde sus espacios construyen el Reino.
En esta semana Santa, deseo que allí donde estés, la memoria de tu corazón te recuerde la dimensión espiritual que posees, conectes con tu fe y con la presencia del Dios-Amor que sigue presente en la historia de la humanidad.
Sigamos creciendo en plenitud, apostando al amor, defendiendo la vida y la justicia, el cese de las guerras. Que no olvidemos seguir haciendo la parte que nos toca dentro de la historia de fe y humanidad que seguimos escribiendo.
La autora es Trabajadora Social, Directora de Espiritualidad y Desarrollo Humano en los Centros Sor Isolina Ferré Inc. y Coordinadora para Puerto Rico en las técnicas de Focusing; Publicó el libro Atrévete a vivir plenamente.
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