Llevamos casi dos meses desde que el Covid 19 nos encerró. Para muchos ha sido un encierro que les ha permitido volar hacia la libertad, para otros ha sido el espacio donde han estado combatiendo contra sus propios virus interiores.

A diario escucho diversas historias y recibo los renaceres de quienes conscientes de como los sistemas económicos están destruyendo a la humanidad, han aprovechado este tiempo para plantearse nuevos modos de vida, desapegados de tanto consumismo. Descubriendo el valor de sus relaciones, sobre todo las más cercanas, que a veces son las más distantes.

Hay quienes empiezan a vivir en pausa, aprendiendo a atender sus emociones, alimentar su espiritualidad, unirse en acciones solidarias, plantearse nuevas concepciones sobre para qué se vive y cómo se desea vivir cuando esto pase. Muchos van creando nuevos proyectos para llenar las necesidades del presente.

Coincido con los que plantean en que la pandemia nos esta ayudando a tomar conciencia sobre los modos insostenibles como el mundo ha funcionado, llevando a la mayoría de la humanidad a vidas de carencia y desigualdad. Cada vez son más los que no temen plantearse la caída del sistema (que hace rato viene en picada) pues  creen que algo nuevo va naciendo y hay que apostar a eso.

Por otro lado, veo a quienes se han encontrado con lo que llamo sus propios virus (demonios, sombras, esquemas limitantes) que los han atrapado históricamente, pero en este tiempo se han crecido haciéndoles caer en la desesperanza.  Ante la incertidumbre del presente, se han revolcado los miedos, ansiedades, frustraciones, egoísmos.  Muchos manejan gran angustia al sentir que han perdido el estilo de vida que los sostenía, los modos de divertirse, etc.

Hay los que ciertamente y con premura a 40 días de encierro necesitan de apoyo emocional y estructural para lograr la sostenibilidad ante los despidos, dificultades económicas e incumplimiento de lo ofrecido por el gobierno. Unido a la urgencia por el aseso a las pruebas y apoyo a las personas contagiadas y sus familias.

La pandemia ha venido a limpiar el mundo, así lo dicen algunas personas. En medio de ella, yo veo transformaciones en personas abiertas al cambio y que viven desde la esperanza solidaria. Creo que hay realidades en nuestro ser, organizaciones sociales, religiosas, económicas, que deben morir, y quizás el Covid nos está dando el impulso para dejarlas ir y encaminarnos a construir lo nuevo.

Construir lo nuevo es un camino que nos toca que recorrer y  se recorrerá desde el trabajo con el interior (un ser humano nuevo para un mundo nuevo) sanando los esquemas y heridas que nos hacen sentir que no somos capaces de navegar en aguas turbulentas. Se logrará desde el cambio de paradigmas, con diálogos y esfuerzos colectivos, aún en medio de las diferencias de visión y creencias.

Quien piense que puede sostenerse solo en esta realidad, tarde o temprano será devorado por sus propios virus y se perderá la oportunidad de junto con la restauración que va viviendo el cosmos, lograr su propia revitalización y ser parte de la revitalización del mundo.

Para quienes deseen fortalecer el interior y manejar emociones frente al Covid19 estaremos ofreciendo por zoom el taller “Pausa para abrazar el interior; Focusing y respiración de vida” este miércoles a las 7:00 pm libre de costo. Para registro https://www.eventbrite.com/e/registro-pausa-para-abrazar-el-interior-focusing-y-respiracion-de-vida-103603097654

La autora es Trabajadora Social, Entrenadora de Focusing  y Directora del Instituto a Para el Desarrollo Humano a Plenitud de los Centros Sor Isolina Ferré Inc. empresa social dedicada al ofrecimiento de talleres y vivenciales para propiciar el crecimiento y la sanación interior en personas que deseen asumir un liderato afirmativo de sus vidas y vivir plenamente.

lortiz@csifpr.org