El joven que tocó mi mano
Hace unos días un joven de catorce años con rostro de adulto tomó mi mano con gran ternura, tocó mis uñas y me preguntó si deseaba que él me las pintara para que se vieran más bonitas. Con el pelo amarillo, todavía participando del jolgorio del team rubio ante su identificación con el deporte, fue abriendo su interior en medio de un taller de crecimiento personal para adolescentes.
En uno de los espacios del taller con ojos llorosos y mirada pérdida me compartió que a los 8 años presenció como su hermano asesinaba a tiros a su padre en medio de una discusión por narcotráfico. Ese día perdió a su padre y a su hermano sin entender bien lo que estaba pasando.
A diario escucho historias, muchas historias cargadas de dolor y también cargadas de las cualidades y bondad que habita en el corazón humano. Pero hay historias que me cuesta entender y que me llevan a detenerme ante el misterio de la muerte y de cómo en el alma humana existe tal fuerza que impulsa a salir adelante como lo está haciendo este joven con la ayuda de su escuela alternativa. Esa misteriosa fuerza que hace que podamos renacer y encontrar la luz que guíe nuestros pasos hacia la realización. Eso fue lo que vi en este joven, una vida en vías de realización.
Terminé el encuentro con el corazón apretado, pues me sigo negando -a pesar de los muchos años de trabajo con esta población- a aceptar la cadena de heridas que hace que perdamos a algunos de ellos -sobre todo varones- en las garras de la calle donde encuentran un espacio para sacar la ira y en cierta manera vengarse de la vida.
Este joven me mostró todas las razones para creer que es posible renacer en medio de cualquier circunstancia. En él vi una vez más la grandeza que habita en la esencia interior de cada persona, que solo necesita la oportunidad de ser liberada.
Estamos en días en que nos detenemos a reflexionar en el misterio que hace dos mil años marcó una nueva historia para la humanidad y cambio el antes y después del calendario, el misterio de la muerte-resurrección de Jesucristo. En el mundo entero se celebran toda clase de expresiones espirituales y religiosas para redescubrir la invitación que sigue encerrando su pasión y muerte.
Desde este joven que tocó mis manos y quiso pintar mis uñas recuerdo al Nazareno quien tocó y sanó con su amor a muchos y lo sigue haciendo. Desde la historia de muerte y vida que acompañé en este joven redescubro lo que nos sigue mostrando la Pascua. La muerte hay que atravesarla -el dolor es parte de la vida- pero las posibilidades de resurrección y de vivir plenamente nos siguen esperando. Es posible renacer, volver a sonreír, descubrir razones para seguir. La Resurrección se alcanza tocando al otro, abriendo y sanando el corazón herido, acompañando al que sufre, trabajando por la justicia, descubriendo en el interior la esencia de bondad que habita en toda persona. La Resurrección es descubrir que la vida siempre se abrirá paso en medio de la muerte.
Peregrino en estos días de Semana Santa desde el dolor de mi pueblo y de otros pueblos hermanos, con la esperanza de ver que vamos resucitando a la vida que estamos invitados a vivir donde reine la justicia y el amor nos ayude a seguir tocando y sanando las heridas de la historia.
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