Lo único peor que la muerte y cómo evitarlo
¿Cómo uno balancea entre ser una persona estratégica y ser una persona que ejecuta consistentemente?
Esta interrogante me surgió cuando comencé a conversar con personas que admiro. Personas que producen anualmente un portafolio de trabajo que habla por sí solo, que suelen lanzarse sin duda a distintos proyectos, aún algunos teniendo compromisos familiares.
Lo curioso que encontré fue muchos de ellos simplemente te repiten el mismo consejo.
Inténtalo. Me decían ¿qué es lo peor que puede pasar? o ¿qué tienes que perder?
¡Qué frustrante! Es como si estas personas fueran hechos de otra manera. ¿Dónde está su inseguridad? La misma que congela a los mortales a la hora de intentar cualquier proyecto nuevo.
¿Y el análisis? ¿Cuánto estimó para el período de contemplación?
A lo que uno me contestó, “No me mal interpretes. El análisis es importante para cuestionarse el compromiso de uno, para ser honesto uno mismo y para también descartar opciones…pero, ¿cómo vas a saber realmente si nunca lo intentas?’
Esto me hizo sentido. Como mencioné en mi último escrito, no podemos tenerlo todo. Por tanto, experimentar, aunque no seas un experto es un proceso necesario para poder definir qué funciona, qué tiene potencial y qué proyecto es una mera distracción.
El acto de constantemente cuestionar, consultar y analizar una idea, aunque es importante, puede convertirse fácilmente en parálisis por análisis.
Decirse que uno es “estratégico” puede ser una linda máscara de procrastinación.
Tristemente, la gran mayoría de la población vive constantemente aplazando sus movidas. Incierto de sus propias capacidades. Cuestionando las condiciones actuales del mercado y aterrorizados por las opiniones de los demás.
Suficiente para concluir que tal vez lo intenten de aquí a 3 ó 4 años.
Espera… ¿Y quién te dijo a ti que tú estarás aquí para eso?
Suena dramático, pero es completamente cierto. Todos estamos viviendo con tiempo prestado.
Recientemente sufrí una partida de un querido muy cercano. Un evento tan inesperados que te golpea el sistema hasta dejarte atónito.
¿Cómo diantre pasó esto? ¿Por qué? Una persona menor que mi Papá, sumamente jovial, con tantos momentos por vivir y tan lleno de vida.
La muerte suele traer perspectiva. Son en aquellos momentos que te das cuenta cuan frágil es nuestro tiempo en la tierra.
Es cuando por fin ves qué mucho tiempo perdemos analizando estupideces. ¿Qué pensarán mis amistades si intento esto? ¿Qué dirán mis compañeros de clase o colegas del trabajo?
¿Y si no soy bueno? ¿Si luzco mal?
Te digo algo…. ¿Y qué importa?
Rara la vez que nos preguntamos ¿Y si te mueres mañana?
En su libro “The top 5 regrets of dying”, la autora Bronnie Ware– una enfermera quien atendía pacientes con enfermedades terminales– señaló que el arrepentimiento más común entre sus pacientes fue no poder vivir una vida fiel a quienes ellos realmente querían ser.
¿Tanto tiempo analizando para qué? ¿Para llegar a los 80 y estar arrepentido? ¿Planificar empezar en 3-5 años cuando mañana te puede caer un puente encima?
Deja eso. Por muchísimo tiempo pequé de ser demasiado “estratégico”. Todavía me pasa que tan pronto me surge una idea nueva la cuestiono de mil maneras, busco opiniones para evaluar todos los distintos escenarios y confirmar si vale la pena.
Quizás es mi naturaleza, pues soy CPA de profesión y quisiera que todo me haga sentido, que cada acción tenga una reacción lógica y que todo cuadre.
O quizás es el miedo. El frío olímpico. La inseguridad de sentirse que uno no pertenece.
Ahora pienso una sola matemática sencilla. Las probabilidades de meramente nacer están estimadas en una en 400 trillones a 1. Súmale a eso que no hay manera de saber cuándo se acaba y mi “estrategia” cambió de cuestionar si debería lanzarme a nuevos retos a encontrar cuáles serían los primeros pasos requeridos para empezar.
Si también pecas de ser muy estratégico, te comparto 5 consejos que te ayudarán a arrancar.
1) Suelta el ego:
En su libro “The Heart to Start” el autor David Kadavy expande sobre la psicología que existe cuando dudamos de nuestras capacidades. Nuestros cerebros están programados para protegernos del sufrimiento.
He aquí cuando el lado racional de nuestro cerebro, el córtex prefrontal, rápido grita “aguantaté” cuando estás contemplando comenzar un nuevo reto. Tu ego sirve como un mecanismo de defensa al decirte que no estás listo. No quiere que pases por el momento de incomodidad, ni que seas ridiculizado o que pases vergüenza.
Sin embargo, exponiéndose a estos procesos incómodos es que uno logra aprender y crecer. Es cuando pasas de ser defensivo a jugar ofensiva. Cuando único puedes celebrar victorias al conquistar nuevos retos. Si te mantienes jugando solo defensa por optar por el camino seguro, irónicamente estarás asegurando el mayor arrepentimiento de todos, el famoso ¿qué hubiera ocurrido si tan solo…?
2) Date permiso a ser pésimo:
Nadie le agrada ser principiante, ya que es difícil, incómodo y vergonzoso. Nadie quiere lucir como un ridículo cuando intentas algo nuevo. Ahora, no puedes mejorar sin antes ser pésimo.
Conversando con mi nuevo planificador financiero, me contó que cuando él comenzó en la industria sus pares y clientes potenciales no lo querían tomar en serio. Era muy joven. No venía de familia adinerada. Nunca fue el más inteligente y probablemente carecía de la experiencia requerida para cerrar negocios. No obstante, en 5 años ha creado una cartera de sobre 300 clientes, muchos los cuales son atletas y empresarios reconocidos a través de la isla.
Aunque existan excepciones pocos son excelentes desde el primer día. Para dar jonrones como Carlos Correa, escribir como Silverio Perez, componer como Residente o diseñar como Carlota Alfaro primero hay que empezar. No puedes mejorar sin antes ser pésimo. No hay de otra.
3) Invierte en tí:
Una manera de crear mayor urgencia para lanzar un proyecto nuevo o cumplir un reto es convertirse en socio del reto o proyecto.
Cuando decides pagar la membresía del gimnasio, dar el depósito para el examen de reválida, contratar a un “coach”, o pagarle a un suplidor para tu negocio sin garantía de los resultados, es cuando por fin pasaste de categoría.
En otras palabras, cuando decides invertir plata es que tu compromiso sube a otro nivel. Porque lo requiere. Ahora, las consecuencias por incumplir son mayores. Tu esfuerzo ya no es negociable. Ahora , si no le metes, pierdes dinero… y nadie quiere ver eso.
4) Haz tus planes públicos:
En su libro “Willpower Doesn’t Work” el autor Benjamin Hardy cita estudios psicológicos que cuando uno comparte sus metas públicamente, tus probabilidades de cumplir también suben. Esto debido a que cuando compartes tus planes con otras personas creas una especie de presión social. Nadie quiere ser esa persona que se habla mucho pero poco hace.
Este puede ser tan sencillo como conversar con tus familiares o círculo cercano de amistades como también publicarlos al mundo vía tus redes sociales. En mi caso, yo no tengo un mínimo de escritos acordados con este diario. Sin embargo, siempre que me preguntan por ahí, yo respondo que es uno mensual. Al hacer esto, subconscientemente instalé esa responsabilidad con los demás y no me permite incumplir.
5) Calendariza pequeñas metas diarias:
Es fácil desanimarse si solamente te enfocas en la meta a largo plazo (ej. bajar 40 libras, correr un maratón, triplicar tus ingresos, escribir una novela). La tarea puede verse tan herculina que ni sabes cómo empezar.
Como dirían por ahí…¡Bájale! Si deseas multiplicar tus ingresos, rebajar de peso, desarrollar arte, piensa: ¿Cuáles son los primeros dos o tres pasos que debes tomar para comenzar HOY?
Tal vez es acostarte temprano una noche para poder llegar temprano al gimnasio,
En leer 10 páginas del repaso de la reválida,
Enviar un correo electrónico introductorio a un posible mentor,
Invitar a almorzar a un cliente prospectivo,
Sorprender a tu pareja con flores simplemente porque puedes,
Escribir 200 palabras o componer 20 segundos de una canción.
Si todo eso no es suficiente, recuerda el mero hecho que andamos prestado.
Steve Jobs, el cofundador de Apple, quien murió de cáncer en el 2007, compartió en su famoso discurso a la clase graduanda de Stanford, que su batalla contra el cáncer le servía como la mejor herramienta para evadir la trampa de pensar que tenía algo que perder. Pues el orgullo, las expectativas, opiniones, el miedo y la vergüenza, todo desvanece a la hora de de partir.
Piénsalo. Si puedes morir mañana…
¿Por qué no intentas invitar a esa chico (a) a salir?
¿Por qué no te organizas para lanzar esa compañía?
¿Por qué no intentas aprender un arte nuevo?
Como decía el gran artista Pablo Picasso, “Solo dejes para mañana lo que estás dispuesto a dejar sin hacer al morir”.
Después de todo…¿Qué realmente tienes que perder?
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Sobre el autor:
Soy CPA, Escritor, Conferenciante y Pasado Presidente del Capítulo Profesional de ALPFA Puerto Rico. Como eterno optimista, mi meta es compartir historias, que logren inspirar, motivar y ayudar a mi generación puertorriqueña para que juntos podamos contribuir activamente al renacimiento de nuestra Isla.
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