Todavía dolido por la derrota de Verdejo
La misma noche del sábado 12 de diciembre en la que sufrió٠ una devastadora derrota ante Masayoshi Nakatani en Las Vegas, Félix Verdejo llamó a su antiguo manejador y entrenador, Ricky Mٞárquez.
“Hacía como año y medio que no hablaba con él”, dijo Márquez, “pero en realidad, aunque él me puso una demanda que aun sigue para romper el contrato, yo nunca he tenido problemas con él y siempre le he deseado lo mejor”.
“Esta vez quería hablar de la pelea y saber qué era lo que yo pensaba y le dije que pensaba que todavía podía seguir”.
De paso, Márquez dijo que él llegó a enviarle días antes de la pelea un mensaje de texto donde le hizo algunas recomendaciones.
“Yo sabía que podía ser una pelea dura y una de las cosas que le dije fue que no se olvidara de trabajarle bien al cuerpo”, dijo. “Y él me respondió,٠ también por texto, que estaba consciente de eso y que el profesor (el entrenador cubano Ismael Salas) conocía bien a Nakatani, porque lo había entrenado en Japón y tenía un plan para eso”.
Verdejo y Ricky Márquez.
“Pero es algo que él no ejecutó sobre el ring, con la excepción de algunos ‘jabs’ que tiró al cuerpo”, dijo.
Sin embargo, Márquez piensa que posiblemente fue por una decisión del propio peleador, ya que no duda que su esquina se lo hubiese estado pidiendo.
“Para la última pelea que hizo con Evangelista Cotto y conmigo (su victoria por decisión en 10 asaltos el 20 de abril de 2019 en el Garden
sobre el costarricense Bryan Vázquez) nos pasamos todo el tiempo pidiéndole que le tirara al cuerpo y él me decía ‘si, si’… y recuerdo que en un momento le dije: ‘No me digas más que sí, hazlo’”.
En esa pelea, sin embargo, Félix cubrió los 10 asaltos sin cansarse como le pasó antes٠ con Antonio Lozada y como al parecer volvió a pasarle ahora con Nakatani, lo que sugiere la posibilidad de que su desgaste físico no sea meramente debido a algún problema de su cuerpo, sino a la forma de pelear de su rival.
“Y eso que para esa pelea (con Vázquez) él no tuvo un buen guanteo porque tenía la mano un poco lastimada y yo hasta estuve a punto de suspender la pelea pero no lo hice porque él me aseguró que le ganaba así”, dijo el entrenador.
“Pero tiene mucho que ver la estatura: no es lo mismo pelear contra alguien de 5’6” que contra alguien de casi seis pies que está todo el tiempo viniendo para el frente, como fueron Nakatani y Cañitas (Antonio Lozada)”.
“Y Félix estuvo tirando demasiados golpes de poder desde el principio, esos ‘haymakers’ (barrecampos), que es algo que también cansa a un peleador”, agregó.
Otra posibilidad, mencionada recientemente por un conocedor extranjero, puede ser que un entrenamiento excesivo -para Verdejo- haya sido la causa de ambas derrotas. Por lo menos es significativo que la vez que pudo pelear los 10 asaltos sin problemas, contra Vázquez, fue cuando tuvo que limitar sus guanteos debido a una lesión.
En fin, Márquez empezó a caer en desgracia cuando Verdejo perdió su invicto ante el mexicano Lozada., Jr. en 2018, en una pelea muy parecida en la que también perdió fuerzas al final y cayó noqueado luego de haber dominado ampliamente los primeros episodios.
Eventualmente el promotor Bob Arum abogó por su salida y el peleador decidió desligarse de él y entablar su demanda, yéndose entonces a entrenar en Las Vegas con Salas.
“Lo de la demanda habrá que preguntárselo a Félix”, agregó Márquez, “pero, en lo personal, yo nunca he tenido problemas con él, sino con alguna gente que está a su alrededor”.
Su molestia mayor, dijo, ha sido con el propio Salas, el veterano entrenador cubano reconocido internacionalmente que posee su propio gimnasio en Las Vegas y ha estado en la esquina de numerosos campeones, incluyendo a Guillermo Rigondeaux, Jorge Linares, Yuriorkis Gamboa y el británico David Haye.
“De hecho, cuando le estaban buscando un nuevo entrenador, Salas fue uno de los que yo le recomendé”, dijo Márquez, “porque pensaba que tenía los conocimientos y los recursos para ayudarlo”.
Pero Salas se encargó de torpedear esa buena fe.
“En una entrevista -que tengo grabada- él dijo que el problema no era el caballo, sino el jinete”, dijo Márquez. “Y fue entonces que yo le respondí que no se pusiera a escupir para arriba, porque podía terminar ensuciándose”.
Después de todo, todo lo que sube tiene que bajar también.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez