Godzilla contra King Kong
Hay veces en que la enemistad y antipatía entre dos peleadores es tan palpable que uno piensa que no deberían enfrentarse nunca.
Eso es lo que está comenzando a evidenciarse cada vez con máִs intensidad, como antesala del combate del próximo sábado en el Barclays Center de Brooklyn en el cual Deontay Wilder (39-0 y 38 nocauts) defenderá su cetro pesado del CMB ante el cubano Luis ‘King Kong’ Ortiz (28-0 y 24) en una transmisión por Showtime.
Claro que se trata del combate del peso máximo más intrigante desde que Anthony Joshua destronó al legendario Wladimir Klitschko en abril del año pasado, al enfrentar a Wilder, de 32 años, con su pegada demoledora y sus 6’7” de estatura, con Ortiz, de 38 años, quien mide 6’4”, también pega en demasía y presenta la complicación adicional de ser zurdo.
Es una pelea que originalmente estuvo programada para noviembre y se suspendió cuando Ortiz dio positivo en las pruebas antidrogas, aunque luego fue reinstalado como retador cuando logró convencer al CMB de que las sustancias detectadas en su examen respondían a un medicamento para la hipertensión.
De todos modos, sin embargo, el organismo le hizo pagar una multa de $25,000 en vez de hacerle cumplir la suspensión original por un año por el uso de la droga Hydrochlorothiazide, la cual se sospecha que también se utiliza para encubrir drogas utilizadas para mejorar el rendimiento físico.
Fue, además, el segundo positivo reflejado por el cubano en los últimos tres años.
Desde entonces, Wilder, quien ambiciona utilizar un triunfo devastador sobre el cubano de trampolín para un súper combate unificatorio con el británico Joshua, no le ha perdonado ese desliz: le ha dicho tramposo y otras linduras, entre ellas ‘Bubbles the chump’ (Burbujita el mono, en alusión a su apodo de King Kong) y le ha prometido darle una paliza por todas las complicaciones que le ha ocasionado.
Que conste, cuando Ortiz reapareció el 8 de diciembre y noqueó en el segundo asalto a Daniel Martz en una pelea celebrada en Hialeah, Wilder presenció el combate y hasta lo trató con cierta consideración cuando hablaron sobre el ring.
“Creo que eres uno de los mejores pesos completos del mundo y yo quiero probar que soy el mejor”, le dijo. “Debemos enfrentarnos. Tú tendrás tu pelea. Prepárate bien. No quiero excusas. Te voy a patear el trasero”.
Pero finalmente, el pasado martes, en una conferencia telefónica para promocionar la pelea, Ortiz rehusó contestar las preguntas de la prensa y estuvo representado por su agente, Jay Jiménez, quien se enfrascó en una guerra de insultos de tal magnitud con Wilder que la charla tuvo que ser abortada poco después de comenzada.
Ortiz, quien ya fue reconocido como campeón interino de la AMB, al parecer declinó responder las preguntas de la prensa para no tener que hablar sobre las pruebas de drogas, sí habló posteriormente: “El habla mucho”, dijo sobre Wilder, “pero va a tener que respaldar eso sobre el ring. Dice que va a matar a King Kong. Que me va a noquear. Bueno, me gustar҉a ver cómo lo intenta. Yo no soy como esos otros tipos con los que se ha enfrentado. Soy un peleador de verdad. Duro y con mucha experiencia. He estado peleando desde que tenía 10 años. El no me intimida. Sus insultos me dan gracia. Será mejor que me tome en serio porque se va a encontrar de pronto sobre la lona”.
De hecho, hay muchos conocedores que consideran que Ortiz, pese a su edad -que algunos creen que es mayor de lo que dice- tiene buenas probabilidades de triunfo, ya que posee sólidas herramientas boxísticas cosechadas a base de una larga carrera aficionada en la que tuvo un récord de 343-19.
Además, es considerado un excelente contragolpeador, un arma que podría ser decisiva frente a un Wilder que a menudo se descontrola sobre el ring en su afán noqueador.
Como quiera que sea, va a ser interesante ver lo que ocurra cuando las palabras terminen y los, puños empiecen a volar.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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