Gran susto para Pedraza
Hay veces que los oídos de uno no pueden creer lo que están oyendo.
Los míos sufrieron esa triste experiencia en la noche del sábado, mientras mis ojos veían la transmisión por Showtime de la pelea en la que el boricua José ‘Sniper’ Pedraza retuvo su cetro junior ligero de la FIB en Cincinnati ante el tenaz Edner Cherry.
En efecto, Pedraza (ahora 21-0 con 12 nocauts) no lució bien, o por lo menos no lució como el campeón dominante que uno espera ver a estas alturas del juego de parte de un peleador de su talento y de sus habilidades técnicas.
Y no lució bien frente a Cherry (ahora 34-7-2 y 19), un retador que para mí parecía haber sido ‘Cherry-picked’ para que brillara a gran altura: un peleador que a lo largo de su carrera se ha caracterizado por brindar buenos combates, pero que ha perdido cuando se ha enfrentado a gente de primer nivel, como los campeones Tim Bradley, Paulie Malignaggi y José Armando Santa Cruz.
Aunque la cosa no empezó mal: en los primeros asaltos, frente a un Cherry extremadamente agresivo, Pedraza se comportó a su vez con gran agresividad, conectando los mejores golpes con esas combinaciones de brazos largos que hacen recordar al legendario Thomas Hearns en pleno vuelo.
Pero entonces algo empezó a cambiar: Cherry, quien a pesar de ser más pequeño y tener menos alcance nunca confrontó problemas para llegarle al boricua, comenzó a entrar con sus golpes y Pedraza comenzó a lucir cada vez más vulnerable frente a su ataque.
El momento crítico surgió en el sexto asalto, en especial cuando Pedraza se cambió a una guardia zurda para tratar de cambiar el panorama, y Cherry le asestó varios buenos derechazos, pareciendo incluso estremecer y tambalear a Pedraza con algunos de ellos.
En la esquina después del episodio, su padrastro y entrenador, Luis Espada, le habló con urgencia: “No te quedes adentro. ¡Boxea! Aquí el boxeador eres tú”.
La tarjeta ‘extraoficial’ de Steve Farhood –el equivalente en las transmisiones de Showtime de Harold Lederman en las de HBO- comenzó a reflejar este cambio de mando sobre el ring: Farhood le dio los primeros cuatro asaltos al boricua, pero entonces le dio los tres siguientes a Cherry.
En el octavo, en un último esfuerzo por cambiar el rumbo de la pelea, Pedraza volvió a salir a lo zurdo: una estrategia arriesgada puesto que precisamente había recibido los golpes más contundentes de su rival cuando había intentado la misma jugada par de asaltos antes.
Pero esta vez, según mi apreciación, la cosa fue distinta: en vez de usar la guardia zurda mayormente como un recurso defensivo y de protección ante las andanadas de su rival, Pedraza volvió a ser poco a poco la figura dominante sobre el ring, avanzando con los brazos en alto como tenazas de cangrejo y conectando los mejores golpes, aunque sin la potencia que exhibía cuando estaba peleando a la derecha.
Después del noveno asalto, el entrenador de Cherry, Dan Birmingham, tal vez consciente de que la pelea se les podía escapar, le imploró desesperadamente a su peleador: “¡Es ahora o nunca! ¡Tíralo todo!”
Sin embargo, aunque tuvo sus momentos, no me pareció que Cherry, tal vez ya un poco agotado por el esfuerzo, pudiera montar ya el mismo tipo de ataque sostenido que había tenido anteriormente.
Es en este sentido que mis oídos empezaron a pensar que estaban alucinando: en su tarjeta, Farhood siguió sumándole un asalto tras otro a Cherry, llegando a comentar que Pedraza se había equivocado al pelear a lo zurdo.
Después de 10 asaltos, él tenía la pelea 6-4, dándole los últimos seis episodios al norteamericano, pero advirtió: “Le di los primeros cuatro a Pedraza aunque hubo asaltos muy cerrados. Si los jueces se los dieron a Cherry, entonces él podría tener incluso una ventaja mayor”.
Al final, Farhood le dio la pelea a Cherry 115-113.
Claro que era un riesgo que Pedraza peleara a la zurda y se dedicara a boxear frente a un rival que seguía persiguiéndolo por el ring, porque uno no sabía lo que pudieran pensar los jueces, pero era obvio que había vuelto a ser el hombre dominante.
Sin embargo, al final vino la votación: dos jueces le dieron el combate al boricua, 117-111, y el tercero a Cherry, 116-112.
“Puedo concebir que hayan visto ganar a Pedraza”, dijo el principal narrador de Showtime, Al Bernstein, “pero no puedo aceptar esas votaciones de 117-111: ¡Le vieron ganar nueve de los 12 rounds!”
Los números de los golpes más o menos respaldaban su posición: Cherry había conectado 243, por los 187 de Pedraza, una ventaja considerable, aunque eso solo pudiera indicar que Cherry conectó muchos más en los asaltos que ganó con claridad, mientras que Pedraza dominó los suyos por un margen menor.
Que yo creo que fue lo que ocurrió.
Lou DiBella, el copromotor de Pedraza, hizo a fin de cuentas un comentario vía ‘twitter’ que denota mucha honestidad: “Yo vi ganar al mío (Pedraza) por un punto, pero estaba muy preocupado. Eso sí, l as dos tarjetas de 117-111 son un desastre”.
No pude haberlo dicho mejor.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
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