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Por las nubes Payton Caffrey



Payton Caffrey literalmente vino, vio y venció.
La estelar esquina estadounidense llegó para unirse a las Pinkin de Corozal apenas dos días antes de que comenzara la temporada de la liga femenina -cuando el equipo a última hora supo que no podría contar con Khalia Lanier– y lo único que hizo fue convertirse en la figura principal parea que su equipo ganara suprimer campeonato en 12 años, quedando ella como líder anotadora y Jugadora Más Valiosa.
Pero ella sabe que es muy difícil que pueda regresar en la temporada de 2023.
“Antes de irme de Puerto Rico”, dijo Caffrey, quien reside con su familia en Florida, “hablé con un par de personas y me dijeron que aun no se sabe oficialmente cuándo empezará la próxima temporada, pero que es posible que sea en enero o febrero”.


Debido a que se buscaba tener la seguridad de poder jugar libremente con público luego de que amainara la pandemia, la temporada de este año fue anómala al comenzar el 18 de mayo gracias a un permiso especial de Norceca, cuando suele comenzar en los primeros meses del año.
Y eso permitió que numerosas jugadoras que participan en ligas extranjeras y que por lo regular no pueden jugar aquí, o solo llegan para los ‘playoffs’, pudieran jugar todo el año.
La expectativa, sin embargo, es que ahora se retorne a las fechas originales.
De hecho, Payton (en el medio en la foto) no hubiese podido jugar aquí este año si la temporada no hubiese empezado en mayo.
“Mi temporada en la liga de Israel (con el Maccabi XT Haifa) terminó a principios de mayo”, recordó, “y solo pude descansar como 10 días antes de que me contrataran jugar en Puerto Rico”.

 


De paso, en Israel, donde la esquina graduada de la Universidad de Florida tuvo su primera experiencia profesional, Payton no solo fue la líder anotadora y en ataques, sino que su equipo igualmente ganó el campeonato.
Pero ahora Payton va a jugar en la Liga de Grecia con el PAOK Thessaloniki.
“Se supone que las prácticas empiezan esta semana, pero me permitieron quedarme unos días más con mi familia y descansando”, dijo. “Pero tengo que viajar el 28 de agosto y se supone que la temporada comience a principios de octubre”.
“Y debe terminar, incluyendo los ‘playoffs’, para fines de abril o principios de mayo”.
“Desgraciadamente, parece que no voy a poder volver con Corozal el próximo año”.
Y ella parece lamentarlo genuinamente.
“Mi temporada con las Pinkin es algo que me parece que no voy a olvidar nunca, y a la fanaticada de Corozal la voy a llevar siempre en el corazón”, dijo.

 


“Cuando llegué, al haber estado tan poco tiempo con el equipo, estaba hecha un mar de nervios”, dijo, “pero rápidamente me sentí bien acogida, tanto por mis compañeras como por la fanaticada, y se convirtió en una experiencia inolvidable”.
“Las jugadoras desarrollamos una cohesión tremenda, apoyándonos unas a otras, y nadie dejaba que alguien se desanimara luego de una derrota, aunque fue una temporada de altibajos a medida que el equipo iba engranando”.
“Y luego, cuando ganamos el campeonato, fue algo tan tremendo que me quedé sin palabras”.
En determinado momento, su padre vino a quedarse con ella y a verla jugar en la Isla durante la temporada regular.

 


“El quedó maravillado, boquiabierto, tanto por la belleza de la Isla como por la fanaticada de Corozal”, dijo. “Decía que nunca había visto ese tipo de reacción de los fanáticos en un juego de voleibol”.
“Era algo único y muy ruidoso”, agregó Payton, riendo, “pero por suerte desde el principio de mi carrera yo aprendí a no estar pendiente de los fanáticos, por lo menos hasta que termina el juego”.
“Pero si no puede ser el próximo año, sí espero regresar en otra ocasión”.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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