Vivos los recuerdos del Solá Morales
Luis ‘Fafije’ Díaz, dueño de una joyería de Caguas que desde que la dirigía su padre en los años cincuenta ha sido uno de la principales auspiciadores de los Criollos del béisbol, tiene una anécdota muy especial en torno a una de sus primeras visitas al Yldefonso Solá Morales.
“Me acuerdo que mi papá habló una vez con Hank Aaron y le pidió que tratara de batear un jonrón hacia el jardín derecho, porque ahí íbamos a estar sentados nosotros y él quería coger la bola para dármela a mí”.
Aaron jugó con los Criollos en la temporada de 1953-54.
Don Héctor Báez, a su vez, recuerda una jugada espectacular: “Dieron un batazo por el jardín central y cuando vio que no podía atrapar la bola con el guante, Jim Rivera hizo así y la atrapó con la otra mano”, rememoró.
Algunos de los que participaron en la ntertulia. De izquierda a derecha, Dr. José Camino, Jerry Morales, Winston González, Héctor Baez, Luis “Fafije” Díaz, Enrico Carrión y Camilo Rodríguez.
Pero Báez también recuerda que él creció en una casa de la comunidad Savarona, en la calle frente al estadio, y que muchas veces pudo ver jugar a los Criollos desde su residencia.
Pero eso le permitió también iniciar un romance ‘casa a casa’ con la muchacha que sería su esposa, que vivía en la casa de al lado y también era fanática de los Criollos.
“Ella murió hace como un año”, dijo. “Ibamos a cumplir 62 años de casados”.
Entretanto, el Dr. José Camino, quien durante más de cuarenta años fue el médico oficial de los Criollos, función que ejerció siempre gratuitamente, recuerda que ya de muchacho iba a los juegos en el Solá, donde en una ocasión se suscitó un incidente que sería determinante para su vida.
“Recuerdo que en un juego Ozzie Virgil, Jr. conectٕó un ‘foul’ y la bola le pegó en la cabeza al niño que estaba sentado al lado mío”, dijo.
“Yo para esos entonces yo estaba haciendo un internado en el regional de Caguas y lo que hice fue agarrar al niño, que estaba sangrando mucho, y llevármelo al hospital. Recuerdo que allí las enfermeras gritaron, ‘¡doctor, usted está sangrando!”, pero yo les dije que no era yo, que era el niño”.
Algún tiempo después, enterado de su gestión salvadora. el doctor Emigdio Buonomo, quien era el dueño de los Criollos, se le acercó a dónde él estaba sentado en el parque y le preguntó que por qué estaba sentado allí.
“Yo le enseñé mi taquilla, pero él me dijo: ‘No, ahora quiero que usted se siente en el ‘dugout’”, comenzando así su larga carrera como médico de los Criollos.
Todos estos recuerdos, y muchos más, se reprodujeron durante una tertulia o conversatorio con personas ligadas a la historia de los Criollos de Caguas y del estado Yldefonso Solá Morales, que se prepara para reabrir sus puertas, completamente remozado, en la temporada de la liga invernal que empieza en noviembre.
La reunión se celebró sobre sillas de plástico colocadas sobre la nueva grama natural en el jardín derecho.
Una nueva generación
Pero no todo fue nostalgia: dos peloteros juveniles que precisamente estarán activos con el equipo de 14U (14 años y menos) de Caguas que dirigirá el exreceptor de Grandes Ligas Ramón Castro en el Thanksgiving Baseball Classic de béisbol juvenil que se jugará en varias partes de Caguas del 23 al 28 de noviembre, tuvieron la oportunidad de escuchar todo este diluvio de recuerdos y de tratar de enfocarlo desde el mundo del presente.
Ambos, Geraniel Nieves Fontánez, un jardinero central y lanzador de 13 años, y Enrico Carrión, un torpedero y lanzador de 14, estٞán conscientes de que el béisbol de Puerto Rico tiene ahora un impacto muy diferente.
“Me gusta y lo sigo”, dijo Geraniel, hijo del experimentado ‘coach’ y dirigente de ligas juveniles Gerardo Nieves, quien precisamente será uno de los asistentes de Ramón Castro.
Pero Geraniel solo recordó haber ido una vez a un parque a ver un juego de los Criollos en la liga invernal: “Fue en un juego en el Bithorn”, dijo. “Había una competencia de jonrones donde yo participé y después me quedé a ver el juego”.
Su padre de 41 años, sin embargo, aseguró que ha llevado a su hijo otras veces al parque a ver los juegos, aunque él tampoco va como un mero fanático.
“Voy básicamente a ver unas amistades que tengo en los equipos”, admitiٴó.
Y Geraniel también admitió que entre los amigos de su edad no sobran los amantes del beisbol invernal.
“Les gusta el baloncesto”.
Entretanto, Enrico, hijo de Luis Carrión, propietario de los restaurantes Tijuana’s Bar & Grill y fiel auspiciador de los Criollos, sí se confesó fanático del béisbol, aunque admitió que también es seguidor del baloncesto y de los Vaqueros de Bayamón.
“Sؙí voy al béisbol y también tengo amigos que van a los juegos”, dijo, “pero es verdad que no es un deporte tan atractivo. Es lento, y los jugadores se pasan esperando entre lanzamiento y lanzamiento, mientras que el baloncesto es más ágil, más movido”.
“Pero me gusta ver los juegos en persona, no solo por televisión”.
Su padre, Luis Carrión, reconoció que antes, por lo menos en Caguas, “el béisbol y el Solá eran el principal entretenimiento de la ciudad. Y el Solá no era solo béisbol: aquí hasta se hacían justas escolares”.
“No era lo mismo desfilar en la el terreno del Solá Morales, que en cualquier otro terreno”.
Jerry Morales.
“Hay demasiados entretenimientos”
“Hoy en día hay demasiados otros entretenimientos”, dijo por su parte el legendario exjardinero de los Criollos y de Grandes Ligas, Jerry Morales, quien también participó en la tertulia.
“Pero aparte de eso, aquí la gente está viendo juegos de Grandes Ligas por televisión, y a todas las grandes estrellas, desde abril hasta ahora, que todavía están los ‘playoffs’, y si uno tiene el paquete ese de cable, hasta puede ver todos los juegos si quiere”.
Algo que no existía en la época en que él jugaba.
“Y la verdad es que ahora no hay estrellas que puedan atraer el fanático, incluso al que es fanático del béisbol, y muchos de los jugadores que juegan son los mismos que estuvieron jugando en la Doble A”.
Pero ese es un mal que sufren no solo los Criollos, sino todo el béisbol en Puerto Rico.
Habrá que ver si el renacimiento del Solá Morales servirá mayormente para revivir la nostalgia, o como impulso para un renacimiento del béisbol puertorriqueño.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez