Un doble campeón olímpico en Puerto Rico
Tan pronto el cubano Robeisy Ramírez se hizo profesional en mayo de 2019 y firmó promocionalmente con la empresa Top Rank, Shakur Stevenson pareció saltar de alegría.
“¡Te estaba esperando!”, dijo.
Pero no era afecto lo que sentؙía, sino deseos de volver a entrarse a puños con el cubano que, en las Olimpiadas de Río en 2016, le había ganado por decisión en la final del peso gallo para conquistar su segunda medalla de oro olímpica, luego de haber ganado la del peso mosca en Londres 2012.
Ya para entones, Shakur, aunque es más joven que él -tienen 23 y 27 años, respectivamente-, estaba bastante más adelantado en su carrera profesional, e incluso conquistaría el cetro pluma de la OMB pocos meses después.
Y el 12 de junio, de paso, Shakur conquistó su segunda corona mundial al vencer al namibio Jeremia Nakathila por el cetro interino de las 130 libras de la OMB y mejorar su marca a 16-0 y ocho nocauts.
Pero Robeisy, quien acaba de pasar unos días de visita en su primera visita a Puerto Rico, donde residen su asesor legal, el abogado José Izquierdo, y su preparador físico, Cruz Manuel ‘Pensa’ García, no cree que la revancha con Shakur se pueda dar algún día, a pesar de que ambos pertenecen a la misma compañía.
“El está creciendo y está demasiado grande ya”, dijo. “De hecho, no creo que ni en las 130 dure mucho, mientras que yo espero durar varios años en las 126”.
Luego de un inesperado traspié en su debut como profesional -cuando una temprana caída fue decisiva para que perdiera por decisión dividida ante Adan González en un combate a cuatro episodios-, Robeisy ha amasado siete victorias seguidas, incluyendo una revancha en la que venció por amplia decisión unánime a González en seis asaltos.
Entre sus víctimas, incluso, se encuentra el experimentado peleador mayagüezano Félix ‘La Sombra’ Caraballo, a quien venció por decisión unánime en Las Vegas en septiembre pasado.
En su última pelea, celebrada el 22 de mayo, también en Las Vegas, el veloz y elegante peleador zurdo dominó en seis episodios a Ryan Lee Allen (entonces 10-4-1 y cinco) para mejorar su récord a 7-1 con cuatro nocauts.
Robeisy vive en Las Vegas, donde entrena con el reconocido entrenador cubano Ismael Salas -habiendo sido compañero de gimnasio de Félix Verdejo– y Pensa, quien saltó a la fama como preparador físico de Félix ‘Tito’ Trinidad, también se encarga de todo lo que tenga que ver con su condición física.
“Ya pronto empezaré otro campamento y espero volver a pelear para septiembre”, dijo el peleador.
“Espero que ahora la calidad de los rivales vaya mejorando y que para fines de año o a principios del año que viene esté peleando a 10 asaltos y por un título mundial”.
“Pero no tengo preferencias: yo siempre he dicho que peleo con el que sea”.
Quizá la pelea más atractiva, sin embargo, sea con el mexicano Emanuel Navarrete, el ahora campeón pluma de la OMB que viene de ganarle al boricua Christopher ‘Pitufo’ Díaz en un gran encuentro y también está ligado a la Top Rank.
Como sea, Robeisy forma parte de la nueva cepa de peleadores cubanos profesionales, la próxima generación después de figuras como Lara, Rigondeaux y Gamboa.
“Hay muchos buenos”, dijo. “Bueno, ya todo el mundo conoce a (David) Morrell (actual campeón supermediano de la AMB), que es tremendo talento, pero hay otros: Ariel de la Torre, Gómez, que todavía está en México…”.
De la Torre es un supergallo con 6-0 y cinco nocauts, campeón juvenil del CMB, mientras que Yoelvis Gómez es un junior mediano con marca de 4-0 y cuatro nocauts, hijo del excampeón mundial José Gómez, que junto a otros peleadores cubanos ha iniciado su carrera profesional en México en espera de conseguir la visa de entrada a los Estados Unidos.
Natural de Cienfuegos, Robeisy, quien en el pasado fue también campeón Centroamericano y Panamericano, pasó por eso: abandonó a la selección cubana en julio de 2018, cuando esta entrenaba en México para los Centroamericanos de Barranquilla, y finalmente logró ingresar a los Estados Unidos en 2019.
En Cuba dejó a una hija, que está por cumplir ocho años, y tiene otras dos niñas menores, gemelas, que se encuentran con su madre en Miami.
Pero él no tiene deseos de regresar a Cuba muy pronto.
“Primero, porque no me dejan”, dijo. “Pero de todos modos eso está muy mal allá ahora mismo”.
Pero Puerto Rico le ha causado una buena impresión.
“Sí, hay partes en que se parece mucho a Cuba”, dijo.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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