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En plena decadencia la bola rápida



Tal parece que la recta, en el béisbol, corre el peligro de seguirle los pasos a los dinosaurios, los cantantes de música popular que no dependan del ‘autotune’, los analistas políticos de verdadero criterio independiente y otras especies que ya han desaparecido, o están en vías de extinción.
Es algo de lo que ya nos hemos venido dando cuenta, quizá sin prestarle la atención debida, los que vemos frecuentemente por televisión los juegos de Grandes Ligas, donde los comentaristas por lo menos están capacitados para fijarse en el tipo de lanzamiento que hacen los lanzadores.
¿Cuántas veces no hemos oído en los últimos años que una recta es mandatoria en conteo de 3-1 o 3-2, por ser el lanzamiento más controlable para tirarse en la zona de strike, y el lanzador sorprende tirando una curva, un slider, un cambio cualquier otra cosa?
Y los comentaristas siempre se apresuran a señalar que esa es uno de los ejemplos de lo mucho que ha cambiado el béisbol.

Justin Verlander.  


Sin duda alguna que lo es, pero también es un ejemplo de la revolución pacífica que ha venido registrándose en la forma de lanzar en los últimos cinco años.
En agosto de 2020, apareció en Sports Illustrrated un artículo escrito por Tom Verducci, titulado “The Fastball is Disappearing: What does it mean for MLB’s future?” (La recta está desapareciendo: ¿Qué implicaciones tiene esto para el béisbol de Grandes Ligas?)
En el mismo se explica que la recta fue el lanzamiento mayoritario en el béisbol durante décadas, y que, entre 2010 y 2015, se mantuvo entre el 56.8% y el 57.8%.
Sin embargo, empezó a declinar gradualmente del 2015 en adelante, hasta el 2019, año tras año: 56.8%, 56.3%, 55.3%, 54.5% y 51.9%.
Entonces, en las primeras semanas de la temporada de 2020 -para cuando fue escrito el artículo- , la recta por primera vez bajó del 50% de uso en el beisbol, a 49.7%.
Y Verducci señala que este descenso coincide, precisamente, con el uso incrementado de las llamadas ‘analíticas’ en el béisbol: es decir, el uso de expertos en analizar estadísticas de todo tipo para aplicárselo a las estrategias y las decisiones estratégicas que usan los equipos en sus juegos.

 


Y, según el artículo, estas muestran inequívocamente dos cosas: que por mucho que haya venido alabándose la mayor velocidad de los lanzadores modernos, lo cierto es que los bateadores actuales han podido adaptarse a la mayor velocidad.
En aquellos momentos de la temporada de 2020, según Verducci, el promedio de bateo en Grandes Ligas contra las rectas era de entre .230 y .250, y de apenas .211 contra los otros lanzamientos
Y el artículo daba como ejemplo extremo un juego celebrado el 30 de julio en el que los Bravos de Atlanta derrotaron 2-1 a los Rays de Tampa Bay, en el cual los seis lanzadores utilizados les tiraron apenas 69 rectas a los 64 bateadores, para un 29% de porcentaje de uso.
En el encuentro se conectaron ocho hits y 25 bateadores ni siquiera pudieron conectarle a la bola para ponerla en juego.

 


De acuerdo al escritor, “Justin Verlander dio en el clavo hace dos años, cuando los jonrones empezaron a aumentar de nuevo: “La meta de los lanzadores ya no es la de conseguir un contacto débil, sino que no haya contacto”, dijo.
Y el dirigente de los Dodgers, Dave Roberts, dijo: “Yo sinceramente creo que la recta de 95 millas por hora es ahora lo que la de 90 MPH era antes, una recta promedio. Y como los lanzadores se han dado cuenta de que tienen más éxito con sus otros lanzamientos, o sus lanzamientos secundarios, han dejado de depender tanto de ella”.
El mismo Verlander, por ejemplo, que en 2018 había tirado rectas en el 61% de sus lanzamientos, bajó a 46.9% en 2019.
Después de todo, según las ‘analíticas’, resulta más difícil batear un ‘slider’ promedio (.193) que una recta de 97 o más millas por hora.
La evidencia más contundente, según Verducci, es el conteo de 3-2, que antes se conocía como ‘un conteo de recta’, porque era lo que se esperaba que un lanzador tirara en esa situación.


En 2020, los lanzadores solo estaban tirando rectas en un 52.2% de las ocasiones en conteo de 3-2, el porcentaje más bajo en los 33 años en los que ha venido llevándose esa estadística.
No es solo que tengan más probabilidades de dar el out, sino que prefieren dar la base por bolas a correrse el riesgo de que les conecten de cuadrangular.
Como sea, la tendencia es clara: “Cuatro de los últimos seis ganadores del Cy Young fueron lanzadores que tiraban rectas menos del 50% del tiempo: Verlander, deGrom, Corey Cluber y Max Scherzer”.
Y los ‘coaches’ de lanzadores actuales, cada vez más jóvenes y más propensos a valerse de la tecnología, saben que los lanzamientos de ‘rompimiento’ se están perfeccionando cada vez más, con el análisis de recursos como la rotación de los envíos y sus variantes (spin, spin axis, true spin).
Al mismo tiempo, sin embargo, los bateadores -por machismo, orgullo propio o lo que sea- siguen concentrándose en batear la recta.

 


“Para muchos es un insulto personal que lo pasen con la recta”, dijo Roberts, “y siguen concentrándose en batearla, cuando saldrían mejor concentrándose en los otros lanzamientos, aunque los pasen con la recta de vez en cuando”.
“Mientras que no hagan ese ajuste, los lanzadores van a seguir dominándolos como lo han hecho en los últimos años”.
Como sea, esto es algo digno de seguirse de cerca en esta nueva temporada.


El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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