Una campeona llamada Belinda
Antes de que entrara en escena Amanda Serrano, y antes de que Kiria Tapia se hiciera sentir en el boxeo aficionado, hablar de boxeo femenino en Puerto Rico se concentraba principalmente en un solo nombre: la mayagüezana Belinda Laracuente.
Belinda no tan solo comenzó a llamar la atención como una promesa al participar en carteleras en Estados Unidos a fines de los noventa, sino que el 3 de marzo de 2000, en el Caesars Palace de Las Vegas, a la edad de 20 años y con marca de 17-3-1 y nueve nocauts, se enfrentó٠ con quien ya era posiblemente la boxeadora más famosa del planeta, Christy Martin, entonces con marca de 38-2-2), en el combate semiestelar de la cartelera de HBO ‘pay per view’ del promotor Don King que fue estelarizada por la pelea de Félix ‘Tito’ Trinidad con David Reid.
Frente a Christy Martin.
Fue un encuentro a ocho asaltos en las 140 libras en la que Belinda, más rápida y de mejor boxeo, pareció dominar claramente la futura integrante del Salón de la Fama, hasta el punto de que el narrador de HBO, Jim Lampley, luego diría que le había visto ganar por cuatro puntos.
Pero los jueces vieron una decisión mayoritaria a favor de la estrella norteamericana que estaba ligada a Don King, con puntuaciones de 77-75, 77-75 y 76-76.
“Después de esa pelea Don King me firmó”, recordó hace poco Belinda, ya retirada con 41 años de edad, quien reside en West Palm Beach, Florida.
“Cuando habló conmigo después de la pelea me dijo que él creía que yo había ganado, pero que él no era uno de los jueces”, agregó, “pero yo le dije: ‘Sí, pero tú sí eres el que le paga a los jueces’”.
“Yo sé que si yo hubiera sido blanquita me hubieran dado la pelea”, agregó, “pero como me vieron negrita, y que venía de Puerto Rico, pensaban que yo no podía ganar”.
“Estuve tres meses acuartelada en Puerto Rico, entrenando con Freddy Trinidad, y creo que los sorprendí a todos”.
Con Freddy Trinidad y Don King.
Sin embargo, su carrera no tuvo el despegue que esa derrota impopular y esa firma con Don King pudieron haber facilitado: Belinda perdió su próxima pelea y entonces decidió anular su contrato con el afamado promotor.
“El contrato era por tres peles en un año y él no me cumplió”, dijo.
A la postre terminó peleando durante 16 años, convirtiéndose en una perdedora en la segunda parte de su carrera, a pesar de que solo una vez perdió por nocaut. Aunque conquistó un cetro mundial de las 140 libras en 2007 al derrotar a la descendiente de boricuas Melissa el Valle, terminó con un récord de 26-28-3 y nueve al retirarse en 2013 luego de una derrota en Argentina frente a Mónica Silvina Acosta por el cetro junior welter de la AMB.
“Ya me estaba poniendo vieja y querٟía tener una familia”, dijo Belinda, quien, luego de vivir durante años en la Florida, había regresado a Nueva York a fines de su carrera para convertirse en entrenadora en el gimnasio Gleason’s.
“Y consegui un campeonato mundial con mi primera boxeadora profesional, Melisa Hernández”, dijo sobre la peleadora boricua que conquistó el cetro gallo de la lnternational Boxing Association en 2006.
Actualmente, con su hija, Isabella.
Eventualmente, sin embargo, Belinda regresó a Florida hace seis años y se alejó del boxeo.
“Una se enamora y quiere tener una relación estable, pero la cosa no funcionó”, dijo.
De la relación, sin embargo, salió su hijita de dos años, Isabella, a quien cría ahora como madre soltera.
“Con una gente que tengo ayudándome, me dedico a comprar en subastas los muebles y otros artículos que la gente pierde cuando los abandona o deja de seguir pagando por tenerlos en un almacén”, dijo, “y entonces voy a los mercados de pulgas los fines de semana a venderlos”.
“Antes tenía una tienda, pero como lo que a mí me gusta es comprar y vender, no la podía atender y terminé cerrándola”.
Pero ahora, claro, “no se puede salir con todo lo que está ocurriendo con el virus” y se limita a mantenerse viviendo en aislamiento en un apartamento con su hija.
“Lo que yo sí es que si estuviera peleando ahora sería millonaria”, dijo. “Ahora, las boxeadoras pueden dedicarse todo el tiempo a entrenar: tienen auspiciadores y gente que se los hace todo”.
“Pero en mi época teníamos que limpiar, cocinar y trabajar, además de entrenar”, agregó.
“Si hubiera habido igualdad con los hombres, aunque no en el dinero, hubiese sido muy diferente”.
“Y éramos mucho mejores: yo veo a peleadoras como Claressa Shields (la doble campeona olímpica que ya ha ganado cetros mundiales en las 168, 160 y 154 libras) y no es nada”, dijo. “Ahora mismo, con 40 años, yo subo a su peso y me la paseo”.
En algún momento, cuando Isabella esté un poco mayor, Belinda proyecta regresar a Nueva York, donde el trabajo en el boxeo rinde mucho más que en Florida, dijo, “porque aquí no hay nada”.
O tal vez regrese a Mayagüez, donde viven sus padres, con sus respectivas familias, “y mis tres hermanitos: ellos son lo único que tengo en esta vida”.
“Ahora soy americana porque vivo en Estados Unidos, pero sigo siendo una jibarita de Mayagüez. Porque para ser boricua hay que ser una jibarita, y siempre representé a Puerto Rico y a Mayagüez con mucho orgullo”.
Pero finalmente, ante la pregunta de si su carrera pudo haber tomado un giro diferente si los jueces le hubieran concedido la victoria ante Christy Martin, Belinda tuvo una respuesta sorprendente: “Si hubiera ganado, la gente me hubiera olvidado ya”, dijo. “Pero al perder de esa manera, la gente me recuerda como la que perdió con aquella blanquita”.
“Uno siempre debe ver lo más positivo de las cosas”.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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