El ‘Watergate’ del béisbol
En junio de 1972, con el respaldo directo o indirecto del presidente Richard M. Nixon, un grupo de sujetos que se hacían pasar por plomeros se infiltró en unos cuarteles del Partido Demócrata en el edificio Watergate, de Washington, en busca de información estratégica confidencial que le ayudara a ganar la reelección en noviembre.
Ese escalamiento y perfecto vulgar ejemplo de espionaje político eventualmente quedó destapado y creció hasta convertirse en el famoso escándalo de Watergate, que le costaría la presidencia a Nixon, cuando este, sometido a un proceso de residenciamiento, se vio obligado a renunciar en agosto de 1974.
Lo irónico del asunto fue que las elecciones de 1972 fueron unas de las más desniveladas de la historia, cuando Nixon ganó en 49 de los 50 estados y obtuvo mٞás del 60% del voto popular, frente al ultra liberal candidato demócrata, George McGovern.
En otras palabras: iba a ganar de cualquiera manera, y de forma abrumadora.
Por otro lado, de acuerdo a los resultados de una investigación llevada a cabo por MLB después de unas denuncias publicadas por la páٞgina deportiva The Athletic, los Astros de Houston ganaron la Serie Mundial de 2017 utilizando un esquema de robo de las señales de los receptores contrarios desarrollado por el puertorriqueño Alex Cora, ‘coach’ de banco del equipo.
Además de costarle el trabajo al dirigente y al gerente general de los Astros, esa determinación también le costó el puesto a Cora como dirigente de los Medias Rojas, que también están siendo investigados supuestamente utilizar un esquema similar bajo su mando cuando terminaron ganaron la Serie Mundial de 2018.
En el caso de Boston, cuya investigación aún no ha terminado, supuestamente se usaron las cámaras del salón de repeticiones instantáneas del Fenway Park para el robo de señales.
Según lo que se ha alegado, Boston se valió de ese esquema para terminar arrasando en la campaña regular con marca de 108-54, y con ocho juegos de ventaja sobre los Yankees, el banderín de la División Este de la Liga Americana.
Sin embargo, según lo publicado por The Athletic, los Medias Rojas no pudieron usar ese esquema ilegal en los ‘playoffs’ de 2018 debido a que la directiva de Grandes Ligas colocó supervisores en los salones de ‘replays’ de los equipos.
¿El resultado?
Sin poder recurrir a ilegalidades para sacar ventaja, el poderío de los Medias Rojas se debilitó hasta el punto de que solo pudieron jugar para 11-3 y ganar la Serie Mundial, dominando 3-1 su serie divisional contra los Yankees, 4-1 la serie de campeonato contra los Astros -que debe haber sido una batalla campal de cámaras ocultas- y 4-1 contra los Dodgers.
Es decir, que, tanto con ilegalidad como ‘a las buenas’, según parece, Boston tenía ese año un equipo tan superior que muy probablemente hubiese ganado de cualquier manera.
Igual que los Astros de 2017.
E igual que Nixon en 1972.
Así lo reconoció tácitamente Raúl Rodríguez, el propietario de los Criollos de Caguas en el béisbol invernal boricua, para quien Alex jugó, dirigió y fue gerente general, al defender con gran sentimiento a su amigo caído en desgracia: “Boston ganó porque tenía un trabuco en 2018”, dijo, “y Houston porque tenía uno en 2017”.
Esa es la gran tragedia de todo esto: hay gente que probablemente sin necesidad, arruinó o gravemente averió su carrera en el béisbol, incluyendo a Alex Cora, quien llegó a un acuerdo para dejar la dirección de los Medias Rojas debido a haber estado implicado en las acciones de 2017 como ‘coach’ de banco de los Astros y espera ahora el veredicto sobre la investigación sobre la temporada de 2018.
Se dice que Nixon hizo lo que hizo porque era un paranoico consumado y parecía creer que todo el mundo estaba en contra de él.
Pero, ¿cuáles pueden haber sido las razones que tuvieron todos los implicados de Houston en 2017 y pudieran haber tenido los de Boston en 2018, incluyendo a Alex Cora, si en efecto fue así?
Algo que me provoca sospecha en todo esto es la información, aparecida en la resolución del comisionado Rob Manfred en torno al caso de Houston, de que el dirigente A.J. Hinch, molesto por la artimaña, llegó a desbaratar dos monitores.
Y, supuestamente liderados por Cora, el grupo que manejaba el esquema volvió a reponerlos.
¿Cómo se explica que Cora, quien como ‘coach’ de banco era la mano derecha de su dirigente, procediera a actuar de esta manera luego de que Hinch diera a entender claramente que no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo, a menos que de esa manera Hinch estuviera exigiendo monitores de mejor calidad?
En fin, ¿a quién podía estarle respondiendo Cora, si no era a su dirigente? ¿Solo al gerente general Jeff Luhnow, también suspendido y despedido, pero quien testificó que todo había sido montado por Cora y los jugadores, o el aval había venido de más arriba?
En el caso de Watergate, la investigación llegó afortunadamente hasta lo más alto que podía llegar, después que la administración de Nixon hiciera incontables intentos por responsabilizar a todos los subalternos y muchos de ellos estuvieran dispuestos a atribuirse la culpa con tal de salvar a su presidente.
¿Pasará lo mismo en el béisbol?
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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