No solo los latinoamericanos son latinos
A veces, cuando uno anda por ahí buscándole las cuatro patas al gato, de pronto termina encontrándole los huevos al perro.
Los otros días, en un amistoso debate con un amigo de Facebook al comienzo de la Serie Mundial, alguien aseguró que Dave Martínez se había convertido en el tercer dirigente ‘latino’ en llegar a una serie Mundial, detrás de Alex Cora (2018) y el venezolano Ozzie Guillén, quien la ganó en 2003 y 2005 con los Medias Blancas de Chicago.
Impulsado más que nada por mi derecho inalienable a llevar la contraria, y recordando mis viejas tarjetitas Topps de béisbol, mencioné que realmente habría de incluirse en ese grupo a Al López, quien fue el dirigente, derrotado por cierto, en las Series Mundiales de 1954 con los Indios de Cleveland y los Medias Blancas en 1959, y era descendiente de españoles.
Y, argumenté, hasta donde yo tenía entendido, los españoles son tan o más latinos que nosotros.
Porque la definición globalmente aceptada de ‘latino’ es la de provenir de una cultura cuyo idioma desciende del latín, ya sea el español, el portugués, el francés o alguno otro que haya escondido por ahí.
De hecho, según pensé entonces, ya con mٞás seriedad, si seguíamos ese razonamiento, habríamos de incluir dentro de ese excelso grupo de dirigentes al descendiente de italianos Tom Lasorda, el longevo dirigente de los Dodgers, quien ganó las Series Mundiales de 1981 y 1988 y participó en otras más.
Al López.
Y nadie puede negar que los italianos tienen incluso más derecho de llamarse latinos que todos los demás, dado que el latín fue esparcido por toda Europa por sus ancestros directos: el imperio romano.
Y si le aplicábamos lo mismo a los jugadores, nada evitaba que se incluyera, por ejemplo, a Joe DiMaggio, hijo de inmigrantes italianos, entre los mejores peloteros ‘latinos’ de todos los tiempos, junto a figuras como Yogi Berra, Roy Campanella (de padre italiano), Tony Lazzeri, Rocky Colavito, Carl Furillo, Tony Conigliaro, Sal Maglie, Ron Santo y Mike Piazza, entre cientos más.
De pasada, mencionemos aquí a Rocco Baldelli, quien ahora acaba de ser seleccionado como dirigente del año de la Liga Americana con los Mellizos de Minnesota.
Claro, hay una explicación para que no sea así: el concepto de ‘latino’ que más conocemos no es el que existe en la mayor parte del mundo, sino el que se usa comúnmente en USA, los Estados Unidos: para los norteamericanos, empezando por los grandes medios de noticias, ‘latino’ es algo bastante más reducido: una persona de habla hispana nacida en algún país latinoamericano o descendiente de personas nacidas en alguno de esos países.
Gracias a esta visión que evidentemente es limitada e incorrecta, los historiadores del béisbol, por ejemplo, incluso los latinoamericanos, todavía no se han vuelto locos celebrando al poder incluir a figuras como DiMaggio y Berra junto a Clemente, Marichal y compañía.
Y hay que decir que los italianos tienen una variedad mucho más amplia e interesante, incluso operática, de apellidos que nuestros interminables Rodríguez, Sánchez, González, Díaz y Pérez, a decir verdad.
Hasta las alineaciones de los equipos suenan más harmoniosas cuando uno puede incluir un Baldelli o un Fasano entre tanto Martínez, Berríos… o Smith.
Por otro lado, también los expertos en boxeo tienen razones para celebrar y para no haber perdido hace ya bastante tiempo la poca cordura que les caracteriza.
En junio, por ejemplo, los campanarios de prácticamente todas las iglesias de Latinoamérica comenzaron a repicar cuando el descendiente de mexicanos Andy Ruiz, Jr. noqueó al britٞánico Anthony Joshua y, por consiguiente, se convirtió en el segundo ‘latino’ en ganar el cetro mundial del peso pesado, después del descendiente de boricuas John Ruiz, quien reinó dos veces como monarca de la AMB entre 2001 y 2005.
Y el cubano Luis ‘King Kong’ Ortiz hubiese sido el tercero si un derechazo de Deontay Wilder no se hubiese interpuestro en su camino el sábado en la noche.
¿Se imaginan cuál sería su reacción si les dijeran que antes que ellos reinó como campeón latino de los pesados entre 1952 y 1955 Rocky Marciano, nacido en Brooklyn de padres inmigrantes italianos? O, peor, ¿que antes incluso que Marciano un italiano llamado Primo Carnera, fue campeón de la división máxima de 1933 a 1934?
Pero no voy a ser yo quién se los diga: a otro perro con ese hueso.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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