Sin duda debe haber gente de boxeo que puede pensar que es un grave error que Manny Rodríguez vaya a una pelea contra un invicto noqueador como el mexicano Luis Nery, inmediatamente después de haber caído por nocaut en dos asaltos ante Naoya Inoue el pasado 18 de mayo para perder su invicto y su cetro gallo de la Federación Internacional al de Boxeo (FIB).
Y su entrenador, William Cruz, entiende a los que piensan así.
“La forma de pensar convencional de los promotores es esa”, dijo, “que después de una derrota, el peleador regrese haciendo una pelea cómoda para volver a empezar”.
“Y ese era el plan original”, agregó. “Primero Manny iba a pelear aquí, pero después surgió la oportunidad de hacer una eliminatoria con Rau’shee Warren”.

“Y cuando Warren se lesionó, entonces vino la oferta para pelear con Nery”, agregó. “La ventaja era que ya nosotros estábamos entrenando para pelear con un zurdo, pero lo importante es que Manny quiere esta pelea”.
“En ese sentido algunos dirán que es la pelea incorrecta, pero con el rival correcto”.
La pelea con Warren (16-3 y cuatro nocauts), sexto clasificado por el CMB en las 118 libras. iba a ser el 26 de octubre, mientras que ahora Manny, clasificado quinto por el mismo organismo, estará enfrentando a Nery (30-0 y 24), primer clasificado por el CMB, el 23 de noviembre en el MGM Grand de Las Vegas como parte de la gran cartelera de la Premier Boxing Champions estelarizada por la defensa del peso completo Deontay Wilder ante Luis ‘King Kong’ Ortiz en una transmisión por Fox pay-per-view.

“Son peleadores totalmente diferentes”, dijo Cruz. “Warren es un peleador muy técnico, que se mueve mucho, al que Manny iba a tener que buscar, pero Nery es un pegador que siempre está al ataque”.
“De la pelea con Inoue, tanto Manny como yo aprendimos que a un pegador hay que respetarlo, especialmente en la pelea adentro”, agregó, “y en esta pelea se va a ver a un Manny muy diferente”.
“La gran ventaja que él tiene sobre Nery es su técnica y su boxeo, debido a su gran trasfondo aficionado”, dijo, “y eso es lo que hay que aprovechar”.
De 24 años de edad, Panterita Nery es también un excampeón mundial del CMB que ha tenido un historial bastante complicado, al haber sido suspendido en una ocasión al dar positivo a clembuterol, la misma sustancia que luego popularizara Canelo Alvarez, y en otra ocasión perdiendo el título en la balanza al pesar 121 libras —tres por encima del límite— antes de noquear en dos asaltos al japonés Shinsuke Yamanaka en marzo de 2018.
La pelea con Manny es una eliminatoria a 12 asaltos donde ambos tendrán que marcar el límite de las 118 libras.

“Pero, más que eso, estamos concentrándonos en que Manny no pierda el enfoque en ningún momento: que tiene que seguir el plan de pelea aunque le den bien o incluso si recibe un knockdown,” prosiguió Cruz.
“Si viene el palo, es porque vino”.
Con marca de 19-1 y 12 nocauts, Manny, de 27 años, lleva cuatro semanas entrenando, las últimas tres de ellas en el Albergue de Salinas.
“Estamos acuartelados allá y la verdad es que el Albergue no tiene nada que envidiarle a entrenar en Cuba”, dijo Cruz, aludiendo al hecho de que el boricua hizo buena parte del entrenamiento para su pelea con Inoue en esa isla vecina.
“Pero esta vez en el entrenamiento estamos enfatizando los reflejos, la reacción, los movimientos”, dijo. “Estamos usando a Carlos ‘Purin’ Caraballo para que imite el estilo de Nery, atacando y poniendo presión en todo momento, pero de una forma inteligente… no como Nery, que lo hace sin pensar”.

Caraballo, el peso gallo de Guayanilla ligado a la Miguel Cotto Promotions, es uno de los mejores prospectos de la Isla, con marca de 12-0 y 12 nocauts.
“También estamos usando a Yadiel Camacho, quien va a debutar como profesional el 30 de noviembre”, agregó. “También pone mucha presión y tira golpes desde todos los ángulos”.
“Y, para la velocidad, estamos guanteando con Oscar Collazo”, dijo, mencionando al medallista de oro de los pasados Juegos Panamericanos en las 108 libras.
Manny y su grupo partirán hacia Las Vegas, cinco días antes de la pelea que, automaticamente, podría volver a encumbrar su carrera.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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