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Una nueva regla salvó a Jesús Rojas

 

Los organismos boxísticos en general, y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en particular, suelen recibir numerosas críticas de periodistas y analistas boxísticos, cuando no de los propios boxeadores, manejadores y promotores, y a veces las reciben con justificada razón.
Por consiguiente, resulta agradable poder señalar la existencia de una regla propulsada por la AMB que, hasta donde yo tengo entendido, no se ha extendido al boxeo en general, y que tuvo el efecto de salvar en la noche del sábado a Jesús Rojas de lo que de otro modo hubiera sido un desastre total.
En su primera defensa como campeón peso pluma de la AMB, celebrada en Hollywood, California, y en lo que resultó ser una gran pelea, el cagüeño terminó perdiendo por decisión unánime ante el californiano Joseph ‘Jo Jo’ Díaz, con unas tarjetas que, a decir verdad, fueron mucho más amplias de lo que verdaderamente pareció transcurrir sobre el ring, tomando en cuenta las vicisitudes del ‘streaming’ de transmisión.

O al menos dos de ellas: el juez Jerry Cantu la vio 116-112 mientras que Max De Luca, increíblemente, la apreció 117-111.
El tercer oficial votante, Levi Martínez, la vio más apretada y, para mí, más apegada a la realidad, 115-113, aunque la realidad es que debo admitir que fue tan defectuosa y tan llena de ‘friseos’ o desapariciones la señal la transmisión de la cartelera presentada por la Golden Boy Promotions de Oscar de la Hoya, en lo que representaba el debut de su nueva plataforma de peleas en vivo por Facebook, que es posible que yo no haya tenido una visión confiable de lo ocurrido sobre el ring.
Sí debo señalar, sin embargo, que Martínez, de Nuevo México, fue el único juez no californiano que trabajó en la pelea, y el único nombrado por recomendación directa de la AMB.

 

Los otros dos fueron nombrados por la Comisión de Boxeo de California.
De acuerdo a los números de compubox, Díaz aventajó en golpes conectados al boricua, 237 a 202.
En fin, puede alegarse, como ocurre en demasiadas peleas hoy en día, cierta parcialización de los jueces a favor del ídolo local, o incluso a favor del favorito de la compañía promotora, pero en esta ocasión, la regla salvadora de la AMB se encargó de emparejar la cosa, y Díaz (ahora 27-1 y 14 nocauts), quien probó ser un excelente peleador, terminó apuntándose lo que alguna gente culta que hay por ahؙí siempre ha llamado una “victoria pírrica’: ganó la pelea, pero Rojas (26-2-2 y 19) siguió siendo campeón.

 

Hasta ahora había sido lo común en casos en los que no logra hacer el peso uno de los participantes en una pelea titular, que, si la pelea de todos modos se celebra, solo es elegible para quedar reconocido como campeón el que hizo el peso.
En este caso, Díaz, quien oficialmente marcó 126.6 libras -seis décimas por encima del límite de la división-, subió al ring sabiendo que no se convertiría en campeón aunque consiguiera la victoria.
Pero lo habitual en estos casos era -o tal vez sigue siendo- que el título quedara vacante si perdía el peleador que sí habؙía cumplido con el pesaje.
Pero la regla de la AMB cambió la cosa y por consiguiente, Rojas subió al ring sabiendo que seguiría siendo campeón, ganara o perdiera.

 

“De acuerdo a las reglas de la AMB”, nos explicó telefónicamente durante el pesaje Robert Mack, del estado de Washington, designado por la AMB para supervisar la pelea, “un retador que no hace el peso en una pelea de título no puede ganar el título, pero el campeón que sí hace el peso no puede perderlo”.
“Antes había una regla diferente y, si el campeón perdía, el título quedaba vacante”, agregó, “pero luego nos dimos cuenta de que eso era injusto, porque no debía penalizarse a un campeón que había peleado con alguien que estaba fuera de su peso”.
Las reglas de la AMB también disponen una multa severa -tengo entendido que del 25%-, retirada de la bolsa del peleador que no hace el peso, pero en este caso se implementó la regla de la Comisión de California, que dispone una del 20%, quedándose la propia comisión con la mitad.

 

Debido a que la bolsa de Díaz era de $50,000, de acuerdo a un escrito de Dan Rafael, de ESPN.com, la comisión le retiró $10,000 y se quedó con $5,000.
La bolsa de Rojas, según Rafael, era de $60,000, por lo que terminó ganándose $70,000, cuando su manejador, Orlando Piñero, exigió y consiguió $5,000 adicionales por acceder a que su peleador se enfrentara a un rival fuera de peso.
En fin, después de la pelea Díaz habló de una posible revancha, donde pueda tener la oportunidad de reparar sus errores, hacer el peso y en efecto ganar la corona, y Rojas, que también está ligado promocionalmente a la Golden Boy, no pareció disgustarse con la idea.

 

Rojas sí habló de peleas más importantes, contra campeones como Leo Santa Cruz y Oscar Valdez, pero si ya se le había hecho difícil meterlos sobre un mismo ring antes de su derrota, tal vez su mejor opción sea tratar de arreglar ese resultado en una revancha antes de pensar en cosas mayores.
Y la realidad es que fue un gran combate que merece una revancha aunque tal pareciera que si los problemas para hacer el peso no fueron debidos a un descuido en los entrenamientos y sí a realidades de su cuerpo, Díaz, de 25 años, tal vez debiera estar pensando ya en subir a las 130 libras.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, en Facebook, Jorge L. Prez

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