¿Pa’qué sudar para hacer el peso?
¿Son cosas mías, o será cierto que cada vez son más frecuentes los casos de peleadores que no logran hacer el peso y pierden el título en la báscula o, son retadores, no se les permite ganarlo si de todos modos pelean y consiguen la victoria?
El caso reciente más aparatoso, naturalmente, es el del mexicano Luis ‘Panterita’ Nery, quien el 28 de febrero perdió su cetro gallo del CMB en la balanza antes de su defensa mandatoria en Japón frente al excampeón Shinsuke Yamanaka.
En su primera visita a la báscula, Nery marcó 123 -cinco libras por encima del límite de las 118 libras, rebasando también el límite mؘؘáximo de los supergallos-, y luego solo logró bajar a 121 tras dos horas de esfuerzos.
De todos modos la pelea se mantuvo en pie, aunque el título quedó vacante y a Nery se le penalizó restándole el 20% de su bolsa.
Como suele pasar en estos casos, se peleó pero bajo el entendido de que aunque Yamanaka se coronaría monarca si resultaba vencedor, la corona seguiría vacante su era Nery quien ganaba.
Y así sucedió: Nery noqueó a Yamanaka en el segundo episodio. El mismo Nery, de paso, que en agosto lo había destronado mediante un explosivo nocaut en el cuarto asalto que quedó empañado luego de que el mexicano diera positivo a la sustancia prohibida zilpaterol.
Como es también la moda últimamente, Nery alegó que la sustancia se había introducido en su cuerpo por el consumo de carne contaminada, algo que parece estar a la orden del día en México.
El CMB le dio el beneficio de la duda pero, para despejar dudas le ordenó la revancha con Yamanaka, quien, luego de su segunda derrota cuestionable ante el mexicano, procedió a anunciar su retiro.
Para completar la tragedia, la Comisión de Japón entonces suspendió a Nery de por vida. O indefinidamente. Lo que ocurra primero.
Algo parecido le ocurrió el sábado 10 de marzo al mexicano Oscar Valdez, el invicto campeón pluma de la OMB, luego de que su retador, el excampeón mundial británico Scott Quigg, marcara oficialmente 128 ½ para su pelea programada para un máximo de 126 libras.
Pasó lo mismo que con Nery y Yamanaka: a Quigg se le explicó que no podía ganar el título y se les permitió pelear, obteniendo Valdez una luchada victoria en la que se lastimó una mano y al parecer tuvo que pelear con la quijada fracturada desde el quinto asalto.
Manny Robles, el entrenador de Valdez, lamentó luego del encuentro que Quigg posiblemente aventajaba a su peleador por un montón de libras al momento de comenzar la pelea.
“Estábamos peleando con un welter esta noche”, dijo. “Oscar le pegó con todo y no pasó nada. No sé por qué no hizo el peso, pero me pareció poco profesional”.
Entonces agregٕó: “De haber estado en mis manos, es probable que no hubiera aceptado pelear así”.
Otro caso reciente tiene una relación directa con Puerto Rico: cuando Alberto ‘El Explosivo’ Machado retó al panameño Jazreel Corrales por el cetro junior ligero de la AMB el 21 de septiembre, el campeón se esmandó y se presentó al pesaje en sobrepeso y terminó marcando 133 libras y media, tres y media por encima del límite.
Claro, la pelea terminó dándose, aunque también bajo el entendido de que el cetro quedaría vacante su ganaba Corrales, pero esta vez hubo un resultado feliz cuando Machado logró coronarse al agenciarse un nocaut en el octavo asalto.
Un resultado que, claro está, en el cual para lograrlo tuvo que exponerse a recibir golpes durante todo el encuentro de parte de un rival que muy probablemente tenía una gran ventaja en peso.
Y así sucesivamente: en agosto pasado, al pasarse por dos libras Gervonta Davis perdió en la balanza el cetro junior ligero de la FIB que le había ganado al boricua José ‘Sniper’ Pedraza, aunque después noqueó a Francisco Fonseca en el octavo episodio.
Y Adrien Broner no pudo conquistar el vacante cetro junior welter de la AMB ante el británico Ashley Teophane el primero de abril de 2016 aunque lo noqueó en el octavo episodio, al no poder marcar el máximo de 140 libras.
Lo curioso es que Broner solo se pasó por .4 libras -menos de media libra- y ni siquiera hizo un segundo intento a la báscula.
Su caso me hace especular que una de las razones para esta nueva incapacidad para hacer el peso es que, al contrario de los boxeadores de antaño, a los de la actualidad no les preocupa tanto ganar o perder una corona.
Después de todo, hay tantos títulos -supercampeonatos, campeonatos, campeonatos interinos, etc.- y tantos organismos, que los peleadores, especialmente los de primer nivel, saben que de seguro tendrán otra oportunidad de ganar una corona cuando les venga en ganas. O cuando deseen tenerla. Lo que venga primero.
¿Para qué arriesgarse a subir a un ring sacrificado y en inferioridad de condiciones luego de matarse tratando de hacer el peso en el último momento?
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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