Al ritmo que van las cosas, la revancha entre Canelo Alvarez y Gennady Golovkin, señalada para el 5 de mayo en Las Vegas, establecerá varias marcas mundiales.
No me refiero a marcas de gran importancia comercial, como, por ejemplo, de ventas de ‘pay-per-view’, aunque de seguro debe ser muy exitosa en ese renglón; ni tampoco necesariamente a que pueda establecer récords de golpes lanzados o conectados, aunque también debe ser una pelea de mucha acción.
Más bien me refiero al aspecto verbal: todavía faltan dos meses para que se escenifique el combate, y me atrevo a apostar que ya las figuras principales están cerca de igualar la marca mundial de insultos que rayan en lo ofensivo.
Digo, cuando un peleador llama ‘’pen…o’ al entrenador de su rival, me parece a mí que ya está bien cerquitita de caer ya en lo personal.

Como por ejemplo, lo hizo Canelo durante una reciente conferencia de prensa cuando, al parecer reaccionó a la constante mención que ha hecho el mexicano Abel Sánchez, ‘trainer’ del kazajo, acerca de que Canelo prefirió boxear y moverse a fajarse a lo ‘puro macho’ como buen mexicano, en el primer combate entre ambos celebrado en septiembre.
Para rematar, Sánchez había dicho que Canelo “subió al ring como mexicano y bajó como Floyd Mayweather
El resultado de ese primer pleito, claro, fue un dudoso empate que yo diría que para la prensa en general favoreció indebidamente al mexicano.
“(Sánchez) no sabe de boxeo, no sabe lo que es tener técnica, lo que es saber boxear, saber hacer un movimiento, adaptarte a las circunstancias de la pelea, eso es boxear”, reaccionó Canelo. “Me extraña de él, que se cree un gran entrenador, que no sepa distinguir lo que es tener técnica con lo otro que dice. Si lo cree es un pen…o”.

Y mientras Abel le ha sacado en cara a Canelo el supuestamente haber traicionado a sus compatriotas al no pelear como mexicano, Canelo se ha burlado de la supuesta superioridad física de Golovkin.
“Tú dijiste que me ibas a noquear en seis asaltos y no pudiste hacerlo. Le fallaste a tus fanáticos”, le dijo a su rival en la conferencia del martes pasado en Los Angeles.
Pero también, aparte de la feroz defensa que hizo ante Sánchez acerca de las virtudes del boxeo táctico, Canelo irónica y contradictoriamente ha asegurado que esta vez irá a buscar el nocaut.
Abel, sin embargo, le respondió con gran ingenio: “Espero que Canelo haya consultado con un experto en transmisiones porque la suya se quedó atascada en reversa en toda la primera pelea. Y sinceramente espero que de verdad trate de ir en busca del nocaut, como ha venido diciendo”.
En fin, el franco intercambio se produjo en una conferencia en la que también hablaron el propio Golovkin y José ‘Chepo’ Reynoso, el entrenador de Alvarez, pero, al igual que ha ocurrido incluso desde que empezó a hablarse de una posible pelea entre Canelo y Golovkin hace par de años, han sido Canelo y Sánchez los que se han disparado casi todos los cañonazos.

¿La razón? Aunque sabe expresarse bien en inglés, Golovkin no cuenta tal vez con la fluidez suficiente como para enfrascarse en una guerra verbal con su oponente, aparte de que Canelo lanza sus ataques en español, por lo que lo lógico es que sea Sánchez quien le haga frente.
Claro, en el boxeo es común que un peleador se pase todo el tiempo anunciando que va a salir a noquear en un intento de confundir a su rival.
Pero yo creo -al igual que muchos- que, pese a lo mucho que se haya hablado de antemano, Golovkin y Canelo van a terminar haciendo en la segunda pelea básicamente lo mismo que hicieron en la primera, y que por mucho que haya hablado de nocaut y de lanzarse al ataque con tal de complacer a la fanaticada mexicana, a la hora de la verdad Canelo va a depender de su mayor velocidad, mejor boxeo y efectivo contragolpeo.
Si no lo hace, el pen… va a ser él.

Creo que fue su promotor, Oscar de la Hoya, quien mejor lo expresó en unas declaraciones que se le atribuyen para la época en que iba a pelear con Tito Trinidad: “Voy a ser mexicano antes y después de esta pelea, pero ahora lo que me interesa es ganar, independientemente de los abucheos”.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
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